El pirómano de Basauri fue imputado por causar una decena de incendios en 2024
Había experimentado una escalada en los últimos meses, al originar fuegos en un colegio, un hotel, un bazar y casas en Bilbao, Sondika y Basauri
El pirómano de Basauri, el joven de 23 años identificado como K.I.G. y vecino del municipio acusado del incendio que costó la vida a un hombre ... y dejó sin casa a más de 30 personas, había sido investigado por provocar al menos una decena de fuegos sólo en 2024, según un informe policial remitido a la Fiscalía del País Vasco. En todas estas ocasiones había sido identificado o detenido por la Ertzaintza y la Policía Municipal de Bilbao, que le imputaron la autoría, y puesto a disposición judicial junto con los atestados. La mayoría de las quemas fueron en contenedores o papeleras, que solían desencadenar además daños en otros bienes. Pero en los últimos meses, además, había experimentado una escalada en sus acciones al prender fuego en el interior de un colegio en horario lectivo, en un hotel en obras, ambos en Bilbao, y también en un bazar en Basauri y en dos casas, una de ellas habitada, en Sondika.
El joven, que se encuentra ingresado en prisión provisional en la cárcel de Basauri desde que fue detenido por la Ertzaintza el pasado 17 de febrero, sufre una discapacidad psíquica y su tutela recae sobre su madre. La intensa actividad delictiva del chaval había generado gran preocupación en los distintos cuerpos policiales, donde ya era conocido entre los agentes. La comisaría de la Ertzaintza en Ibarrekolanda y la de Miribilla de la Policía Municipal habían elaborado un informe que recoge todas las intervenciones en las que se había probado, mediante imágenes de cámaras o con su propia inculpación, o existían fuertes indicios de que K.I.G. estuviera detrás. El escrito fue remitido a la Fiscalía para que se adoptaran medidas judiciales o de otro tipo, que pudieran poner freno a su frenética progresión, algo a lo que sólo se recurre en casos especialmente graves y flagrantes. La actuación represiva de la Policía no tenía ningún efecto en el joven, que seguía cometiendo acciones pirómanas cada vez más peligrosas.
La primera intervención policial en la que K.I.G. fue identificado se produjo en el verano de 2022, cuando el chico acababa de alcanzar la mayoría de edad, por quemar unos depósitos de basura en Getxo. En 2023 también pasó por los calabozos por un incendio intencionado en la vía pública en el Casco Viejo bilbaíno, entre otros episodios. Sin embargo, fue a lo largo de 2024, cuando su obsesión por el fuego se convirtió en un auténtico problema de seguridad ciudadana.
Grabado por cámaras
El joven no parecía ser consciente de lo arriesgado de su conducta, ya que en ocasiones se quedaba en el escenario donde había provocado las llamas hasta la llegada de los Bomberos o de la Policía. Otras veces, era él quien daba la voz de alarma o se autoinculpaba. Tampoco tomaba ninguna preocupación para no ser identificado en las cercanías de donde se desataban los fuegos. De hecho, en muchos de estos incendios, la Policía había logrado probar su ubicación en la zona gracias a que aparecía en las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad instaladas en edificios públicos, en bancos o en otro tipo de establecimientos.
Después del verano, se coló en un centro educativo del corazón de Bilbao y prendió fuego a una papelera en el interior de unos baños. Y lo hizo cuando los alumnos aún se encontraban en clase. Él mismo avisó a un profesor y el incendio se pudo sofocar sin mayores consecuencias. En las pasadas navidades originó un incendio en un caserío vacío en Sondika, que sufrió importantes desperfectos. Días después, repitió los mismos hechos, pero esta vez en la parte exterior de una casa unifarmiliar, en la que vivían varias personas.
Los actos vandálicos continuaron en los primeros días de este 2025, incluso en los días previos al incendio de Basauri. Según ha podido saber este periódico, aquel mismo 31 de enero, fue detenido por agentes de la Policía Municipal de Bilbao por un robo en un coche. Al tratarse de un joven tutelado, fue puesto a disposición judicial con premura.
A las 17.12 horas se recibió el primer aviso por fuego en el número 5 de la calle Kareaga Goikoa, en el barrio El Kalero de Basauri. Se trataba de una hilera de bloques fuera de ordenación en la carretera que enlaza desde el barrio bilbaíno de Bolueta. Las llamas se habían iniciado en un semisótano de la parte trasera y prendieron con facilidad sobre los residuos de papel y otros acumulados y la estructura de madera sin barnizar, que funcionó como una chimenea. En cuestión de minutos el fuego devoró el inmueble y las llamaradas sobresalían por el tejado.
Saltó al vacío
Los Bomberos, llegados desde distintos parques del territorio, tuvieron que rescatar a una madre y sus dos hijos menores asomados a un balcón pidiendo auxilio y a otro vecino mientras el edificio quedaba calcinado. Acorralado por las llamas, Carlos, venezolano de 41 años, se lanzó al vacío y murió. 33 personas fueron desalojadas y a quienes no tenían donde pernoctar se les ofreció alojamiento en un hotel. Una veintena de familias se han quedado sin hogar.
Varios residentes vieron a un joven, cuya descripción coincidía con la de K.I.G. cerca de lugar «con las manos manchadas de negro». Alguno de los testigos ya le había visto merodeando por el barrio justo un mes antes coincidiendo con otro incendio. La comisaría de Ibaizabal de la Policía autonómica a abrió una investigación y, además de tomar declaración a los vecinos, localizó una grabación de una cámara que situaba al sospechoso en el lugar del siniestro. El joven fue detenido apenas dos semanas después e ingresó de forma preventiva en prisión. También se le imputan dos conatos de fuego registrados con anterioridad en el mismo bloque.
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