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Joachim Frank posa junto a uno de los microscopios del CIC Biogune. Ignacio Pérez

«Me parece arriesgado un astronauta al frente de la Ciencia»

Joachim Frank - Premio Nobel de Química 2017 ·

El reconocido científico da un tirón de orejas a la investigación en España: «Están perdiendo ustedes una oportunidad»

Domingo, 1 de julio 2018

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«Siempre hay proyectos que nadie te financia, salvo que seas un Premio Nobel». Lo sabe y lo dice por experiencia Joachim Frank, uno de los tres investigadores que obtuvo la última distinción en Química, con Jacques Dubochet y Richard Henderson. Lo lograron a cuenta de una cosa aparentemente muy complicada, la criomicroscopía, que ayudará a curarnos de enfermedades ahora mortales. Hace unos días, visitó Bilbao para charlar con los científicos del centro de investigación CIC Biogune. Alguno de ellos fue discípulo suyo en EE UU.

-¿Qué supone alcanzar el Nobel?

- Te relaja la ambición, porque ya no puedes aspirar a más. Y ya no necesito sesudos artículos de revisión que justifiquen mi trabajo.

- Alcanzada la cima, ¿dónde queda la meta?

- No he llegado al límite. Al contrario, ahora puedo trabajar con mayor libertad, tengo una especie de coartada que me permite lograr financiación más fácilmente.

- ¿Qué puertas cerradas durante tiempo ha logrado que se le abran?

- Aún es pronto para hablar así, porque sólo llevo unos meses con el premio Nobel, pero...

- ¿Pero...?

- Un grupo chino con una capacidad muy fuerte me ha llamado, porque considera que soy un investigador de solvencia. Ya veremos.

Investigando «a ciegas»

- Con casi 78 años, ¿de dónde saca ganas para seguir trabajando?

- Trabajar me mantiene vivo, pero hago otras cosas. Tengo un entrenador personal que me ayuda a mantenerme en forma y escribo. Ahora quiero dedicar más tiempo a esto.

- Escribe ficción, le gusta la poesía, asiste a un club de lectura. Es usted un auténtico renacentista.

- Tengo un compañero del laboratorio de Fisiología que ha logrado un premio utilizando para un trabajo babosas como modelo. Tiene 90 años. El sistema americano no es como el que tienen ustedes aquí.

- El secreto de la longevidad consiste en tener un entrenador personal, ganas de trabajar, un premio Nobel... ¿Qué más?

- ¡Ja, ja, ja! Mire, los tres que recibimos el premio Nobel somos físicos, que trabajamos en el área de Biología, pero nos dieron el de Química.

«Ahora podemos ver mejor qué pasa en las células y diseñar fármacos contra dianas concretas»

-¿Y todo eso de la criomicroscopia electrónica, qué es en concreto?

- Hace años, desarrollé el modo de obtener imágenes en tres dimensiones para ver mejor como interactúan las células. Aquel trabajo favoreció el desarrollo de la criomicroscopía.

- Que sirve para...

- Para ver las moléculas en su estado más natural posible; las ves trabajar, relacionarse. Hemos desarrollado ya microscopios con resolución atómica. ¡Podemos ver los átomos!

- Perdone que insista. ¿Para qué?

- Antes buscábamos medicamentos a ciegas. Ahora, al ver así las células, se comprenden mejor los procesos de la vida y se pueden diseñar fármacos que actúen sobre dianas concretas.

- Y eso hasta ahora no se podía.

- Había otras técnicas más rudimentarias. La ventaja de la criomicroscopía es que podemos manejar muy bien todas esas proteínas que están en la superficie de las células y actúan como receptores de medicamentos en investigación, que son puertas de entradas de virus...

- ¿Gracias a su invento se diseñarán fármacos que funcionen mejor contra el sida o la malaria?

- ¡Ojalá! Le pondré un ejemplo: la fibrosis quística. Es una enfermedad que afecta a los niños. En sus formas más severas, no viven más de ocho años. Las mutaciones genéticas que presenta ya se conocían; pero ahora sabemos dónde actuar. Cuál es la pieza rota, cómo se ha roto y con qué piezas funcionaba. Podemos pensar en cómo arreglarla.

- Los pacientes se beneficiarán de sus trabajos... ¿en una década?

- ¡Es un cálculo optimista!

«Un compañero mío de 90 años ha sido premiado por un estudio; el sistema de EE UU no es el de España»

- ¿Corren buenos tiempos para la ciencia?

- Es un momento muy excitante, todo depende de la financiación.

- Hablemos de España.

- Ustedes están perdiendo una oportunidad. Es triste que no exista en todo el país un equipo de microscopía de primera línea, de resolución atómica, porque eso obliga a contratar servicios fuera: Oxford, Chequia...

Fuga de cerebros

- Mucho científico ha tenido que abandonar el país. Usted ha trabajado con alguno. ¿Cómo los ve?

- He trabajado mucho con el equipo de José María Carazo, de Madrid. Son unos científicos excelentes, que desarrollan software para microscopía. Hacen cosas muy punteras...

-¿Pero...?

- Les pasa que dependen de otros que les dan los datos, porque no existe aquí un gran microscopio.

- ¿Cuánto cuesta un equipo así?

- Unos cinco millones de euros.

Inversiones perdidas

- ¿Qué supone la ciencia para el desarrollo de un país?

- Todo esto ha despertado un profundo interés en la industria farmacéutica. Si España no tiene capacidad de generar sus propios datos y de procesarlos, estará perdiendo una oportunidad de meterse en este tipo de inversiones internacionales.

- He leído que no le gusta nuestro nuevo presidente, Pedro Sánchez.

- De entrada, me gusta la socialdemocracia. Leí que rechazaba la idea de convocar elecciones y simplemente dije que me parecía poco apropiado. Eres débil si no tienes claro cuál es el mandato de los electores.

- ¿Qué le parece la idea de un astronauta al frente de la ciencia?

- Pedro Duque no parece que tenga mucha experiencia de gestión. Si no la tiene, puede que resulte una rémora. Pero también es cierto que es una cara muy conocida, y eso pone al Ministerio en la palestra. Si sabe rodearse de buenos gestores, quizá logre cierta trayectoria. En principio, con un recorrido tan corto como el que parece que va a tener este gobierno, me parece arriesgado.

- España reserva pocos fondos para la ciencia.

- Me preocupa que la ciencia represente una parte tan pequeña del PIB de España. Ahora bien, como invitado, estoy muy agradecido de su hospitalidad. Antes del Nobel, tampoco me pasaba esto de que cada vez que abría la boca se me quedaba todo el mundo mirando.

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