

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El paquete sospechoso que obligó a desalojar el Guggenheim el pasado sábado contenía aparatos electrónicos y cables que simulaban ser un «artefacto explosivo», según las ... fuentes consultadas por EL CORREO. La Ertzaintza, que examina las grabaciones en busca de sospechosos, baraja diversas líneas de investigación para tratar de aclarar este supuesto intento de «sabotaje».
Los hechos se produjeron antes de las 10 de la mañana del denominado Sábado de Gloria, en plena Semana Santa, una de las épocas en las que se registra un mayor número de visitantes. Se esperaban en torno a 4.000 turistas. Unos trabajadores encontraron en el guardarropa un paquete que no debía estar allí. Alertaron a los servicios de emergencias y, en pocos minutos, la Ertzaintza movilizó numerosos agentes de seguridad ciudadana y especialistas en este tipo de incidentes. En el dispositivo participaron miembros de la unidad de desactivación de explosivos y de la unidad canina. También fueron movilizados agentes de las patrullas de reacción inmediata de los 'Bizkor'. Unos 70 trabajadores de la pinacoteca fueron evacuados. También se vació la explanada de 'Puppy', en ese momento llena de visitantes que esperaban la apertura del centro. Además se estableció un perímetro de seguridad en las zonas próximas y se paralizó el tranvía entre La Casilla y Pío Baroja.
Los agentes que accedieron al museo se encontraron con un paquete que parecía un artefacto explosivo real. Básicamente era un aparato electrónico unido a varios cables. En estas circunstancias, necesitaron más de dos horas y media en confirmar que se trataba de una falsa alarma. Fuera del museo, los agentes desplegados en la zona explicaban a los turistas que «había habido una emergencia» y que las puertas se abrirían «en cuanto no hubiera peligro». Pasadas las doce y media, la Policía autonómica confirmó que no se trataba de nada peligroso y levantó el cordón de seguridad. Apenas diez minutos después ya había grandes colas de turistas para acceder al interior del museo.
El hallazgo de esta bomba simulada se ha tomado con preocupación en la Ertzaintza y ha abierto una investigación para tratar de localizar a las personas que dejaron el paquete en el guardarropa. Fuentes oficiales del Guggenheim apuntaron ayer que no tienen nada que comentar al respecto. No es la primera vez que aparecen objetos sospechosos en el museo bilbaíno. La última ocasión que tuvo que ser desalojado por una falsa alarma fue en el otoño de 2021, cuando se detectaron dos paquetes sospechosos que habían llegado por correo.
Según las fuentes consultadas, la Ertzaintza ha examinado las grabaciones de las cámaras de seguridad para localizar a los individuos que están detrás de la colocación del bulto. De momento los investigadores manejan diversas hipótesis.
Una de las líneas de investigación es que los autores de este supuesto intento de sabotaje sean simplemente «vándalos» que han actuado sin ningún tipo de intención añadida más allá. También se maneja la posibilidad de que los que dejaron el paquete pertenezcan a un grupo organizado con interés en poner en el foco algún tipo de mensaje o reivindicación política. Lo que choca, en este sentido, es que no dejasen ningún tipo de mensaje junto al paquete. En este sentido, algunas fuentes tampoco descartan que los autores realizaran este sabotaje a modo de ensayo de futuros ataques.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.