«Es importante que veamos su sufrimiento y que se recuerde lo que sucedió»

Derechos humanos, libertad, asesinatos, violencia policial. Hubo una época en el País Vasco en el que estas palabras estuvieron muy presentes y la vida no estaba garantizada. Una violencia que se generalizó en la Dictadura y que en las calles de Euskadi se agravó y alargó en el tiempo con los asesinatos de ETA. Durante estos días más de doscientos alumnos de centros escolares de Basauri, pero también de localidades próximas, visitarán la carpa que Gogora, Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, ha instalado hasta el jueves en la plaza de San Fausto. En su interior se pueden escuchar los testimonios de más de 200 víctimas del terrorismo y de otras violencias.

Ayer por la mañana participaron más de una veintena de alumnos del centro de iniciación profesional Basauri-Etxebarri, entre ellos los estudiantes de segundo años de Artes Gráficas. «¿Sabéis que es la empatía? Nos importa la parte emocional de los testimonios, el sufrimiento de las personas. En Gogora intentamos escucharlas», recordó Jokin Esnaola, la persona encargada del taller y que guía a los chavales por el recorrido en el que se pueden escuchar a los que sufrieron en su propia carne el terrorismo y posteriormente a aquellos que tuvieron que aguantar los coletazos de un régimen autoritario, sin libertades y en el que la policía ejercía la violencia sin cortapisas. «Sí que sabemos qué es la empatía», afirmaba una de las alumnas, mientras que otro explicaba que «conocemos algo de lo que aquí ha pasado, además estamos en clase con este tema. Hemos visto hace poco 'La Voz Dormida'».

A pesar de que a los 16 años, la edad de la mayoría de los chavales, la historia y la memoria no es una prioridad, más aún al no haber vivido esa época, no despegaron la vista de las diferentes pantallas durante la hora y media que duró la exposición. Y lo más importante, llegaron a empatizar. «Es importante que veamos su sufrimiento y que se recuerde lo que pasó», no dudaron en decir Alba y Arian. «En mi casa se ha hablado poco del tema, casi no tenía conocimiento de esta historia», reconocía Alba, mientras que su compañera apuntaba que «es importante que se cuente porque tenemos amigos que sólo saben lo que les cuentan sus padres».