Los desalojados del edificio de Mazarredo donde se levantará un hotel: «Ha sido todo muy feo»
Sin tiempo que perder. ·
Más de 800 empleados se enfrentan a la angustia de encontrar oficinas en el centro de Bilbao para mantener en pie sus negocios. Saben que tendrán que pagar rentas disparadasEn el edificio número 6 de Alameda Mazarredo impera la ley del silencio. Pese a que la mayoría de inquilinos de este enjambre de oficinas - ... más de 200 pequeños locales de muy pocos metros cuadrados (de 10 a 50) repartidos en cinco plantas- sabe que tendrán que abandonarlo antes de finales de año, casi nadie quiere hablar. Cientos de abogados, psicólogas, fisioterapeutas e interioristas se han lanzado a la busca de locales «para poder seguir trabajando» y mantener en pie sus negocios. La compra de este emblemático inmueble de 1889, adquirido, por un potente fondo inversor para levantar un hotel, ha revolucionado el mercado inmobiliario bilbaíno.
Numerosos agentes se concentran desde el miércoles de la semana pasada desde primeras horas de la mañana en los bajos ofreciendo locales. Los afectados asumen que tendrán que abonar a partir de hora rentas mucho más altas que las actuales -algunos solo pagan 300 euros mensuales- y se afanan en encontrar sedes cercanas para evitar la pérdida de clientes. Todos rabian contra los dueños del inmueble por advertirles «a muy última hora» de la obligación de desalojar las dependencias, pese a que algunos arrendatarios todavía disponen de plazo hasta 2027, lo que dibuja un escenario cuyas diferencias deberán resolverse en los tribunales si las partes no alcanzan antes un acuerdo.
Salvo unos pocos, todos los afectados se enteraron de la noticia del desalojo tras la información publicada por EL CORREO el miércoles día 17. Recuerdan claramente aquella mañana.
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Ernesto Sánchez | Tarotista
«Al firmar otro contrato me echan a la calle como a todos»
Ernesto es el inquilino más antiguo del inmueble: 44 años. Se gana la vida descubriendo el futuro de los demás. Dice que cuenta con más de 150.000 clientes, «entre físicos y virtuales». Antes de tarotista, este argentino escribió para el 'Clarín' y otro periódico de Buenos Aires. Tiene en cartera «a muchos famosos de Marbella» y grandes futbolistas, cuya identidad mantiene en secreto por discreción. Por cada «tirada de cartas» cobra 60 euros y 80 por cada consulta 'online'. En principio, tendría que dejar el edificio en noviembre, pero ha conseguido una prórroga hasta enero, que le saldrá «gratis». Hace dos años le «retocaron» el contrato. Fue su sentencia. «Al firmar el papel perdí la antigüedad y ahora me iré a la calle igual que todos los abogados. Antes firmaba de año en año y se nos renovaba automáticamente», advierte. Ernesto pagaba 300 euros mensuales pero ahora anda buscando un local en la zona de Gran Vía. Dice que le quedan, al menos, cinco años más de trabajo para costear los estudios universitarios de sus dos hijos pequeños, de 17 y 21 años. «Quiero un local con una salita de espera y dos baños, uno para hombres y otro para mujeres». Intuye que la nueva etapa le pasará una gran factura económica. Escucha que los alquileres pueden superar fácilmente los 1.500 euros y que «por menos de mil será muy difícil pillar algo».
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Guillermo García | Numismática Bilbao
«Estábamos tranquilos. Se oía este runrún a cada momento»
García trabaja junto a su madre, Blanca González, en Numismática Bilbao, situado en el primer piso del edificio. El negocio marcha bien. Llevan aquí «casi 40 años». Quieren conseguir algún local cercano al que ocupan. «La cosa es encontrar una ubicación no muy lejana para que los clientes no tengan que moverse mucho» y que el precio tampoco sea «muy elevado, claro». Asumen que no es fácil. «Es muy complicado. El precio de las oficinas está como el de las viviendas, muy caras», se quejan, «pero cuando no queda más remedio...».
Llevaban mucho tiempo escuchando el «runrún» de que podía llegar el desalojo, pero no pasaba de ser el clásico rumor que nunca terminaba de concretarse. «Todos los años escuchábamos la misma cantinela. La gente comentaba cosas, pero hasta que no apareció la noticia en EL CORREO no nos la oficializaron. A partir de ese día, todo el mundo se puso a buscar por la zona», cuentan Guillermo y Blanca, que atienden a la clientela en la planta en la que vivieron en su día los dueños de la casa. «Abajo estaban las caballerizas. Yo pensaba que el inmueble estaba protegido y eso nos tranquilizaba en parte, aunque advertimos que algo iba cambiar cuando vimos que estaban tomando medidas del edificio», explica. «Cuando empezaron a llegar las inmobiliarias supimos que estábamos muertos y que la zona se inundaba de 'ataúdes'», bromea.
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Mazarredo Abogados
«A nosotros nos hacen una gran putada»
Los seis letrados agrupados en Mazarredo Abogados tienen las cosas muy claras. Lo que se les viene encima, advierten, es «una gran putada» porque admiten que tendrán que marcharse «sin recibir a cambio ninguna indemnización. Sabíamos que mucha gente estaba negociando por detrás. Nosotros pagamos cerca de 2.000 euros y dónde vamos a encontrar un espacio tan grande. En los bares de Ledesma se oía constantemente '¡cuidado, que igual os ponen un hotel!». El fondo inversor que ha comprado el inmueble tiene intención de acelerar el proyecto. «Tenemos un gran problema porque necesitamos seis huecos como mínimo, más una sala de juntas y otra de espera, además de un archivo. Manejamos bastante documentación y necesitamos mucho espacio». Los problemas, auguran, vendrán cuando tengan que destruir toda la documentación. «Al tratarse de datos confidenciales, no podemos bajarlos a los contenedores de la calle porque se nos caería el pelo», advierten.
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David Sojo | Psicólogo y psicoterapeuta
«Ha sido muy feo tener que enterarnos por la prensa»
Menos problemas encuentra Sojo, arrendatario desde hace cinco años. «Al principio, el asunto parecía un poco más dramático, pero algo encontraré», confía. Paga 450 euros por un local de 12 metros cuadrados. «No necesito más espacio. Ya me apaño con esto», asegura este vecino de Okondo. Hasta ahora trabaja «feliz» en un lugar con un parking cercano, en obras hasta finales de 2026, «y al lado de El Corte Inglés». Sojo cuenta con una clientela «consolidada», pero no teme por el futuro. «Al público le da más o menos igual dónde tendrá que dirigirse. Lo más feo ha sido tener que enterarnos por la prensa, pero qué vas a hacer si luego nos dan tres meses para llevar todos los bártulos. Hay tiempo».
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José Muguruza | Copper Deli
«Todavía estoy en 'shock'»
Muguruza abandonó hace años, «por decisión propia», un local junto al Guggenheim y ahora tendrá que abandonar el bajo comercial del 6 de Mazarredo. Estaba negociando la ampliación del establecimiento, si bien, de buenas a primeras, «dos días antes de salir la noticia, me llamó el administrador aunque no le cogí. Estaba de vacaciones y pensé que era para otra cosa. Todavía estoy en 'shock'. Me han pedido que me siente con ellos para ver si me puedo marchar antes pero tengo contrato hasta 2027», recuerda. «Ya veremos qué me ofrecen, porque hice aquí una inversión muy importante». Muguruza, que emplea a cinco personas, subraya que tiene «unos derechos», aunque admite que su «voluntad» es «llegar a un acuerdo» y salir de este atolladero «lo mejor posible».
«Estamos totalmente desesperadas. No encontramos nada»
Nuria trabaja junto a otras tres compañeras, todas psicólogas. Lleva 17 años en el edificio. Asegura que vive un «momento de desesperación» al no encontrar nada. He hablado con 20 personas y todas estamos igual. He contactado con tres agencias y, de momento, me dicen que no hay nada. Hasta diciembre voy a dedicar todo el tiempo a intentar buscar algo». Nuria sostiene que más de 200 empresas se van «a ir a la calle». También temen el alza de los precios. «Nosotras pagábamos 1.300 euros e intuimos que va a empezar a subir mucho los alquileres». La psicóloga recuerda que ella y sus compañeras invirtieron solo en muebles 6.000 euros, además de otra importante cantidad en la reforma del local. «¿Qué va a ser de ese dinero?», se pregunta.
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