Ortuella pide ayuda para identificar al dueño de un perro muerto

El pasado mes de mayo, un vecino del barrio de Urioste, en Ortuella, vio algo que llamó su atención cuando fue a tirar la basura. Alertado por la presencia de demasiadas moscas, investigó en el interior de contenedor y encontró la razón de la presencia de tanto insecto. Metido en una caja de cartón y tapado por una bolsa de comida para perro, estaba el cadáver una pastor alemán. Inmediatamente, alertó a la Policía municipal, que pordenó la retirada del can y abrió una investigación. Un mes después, las pesquisas han llegado a un punto muerto por lo que la guardia urbana y el Ayuntamiento han pedido colaboración ciudadana para localizar el culpable.

Ortuella es un municipio especialmente concienciado contra el abandono de mascotas. Hace cuatro años, el equipo de Gobierno adoptó un reglamento en el que se prohibía el sacrificio de las mascotas abandonadas que apareciesen en la localidad. Desde entonces, el número de animales retirados se ha doblado. «Muchos vienen aquí a desentenderse de ellos porque saben que no los sacrificamos», reconoce el delegado de Medio Ambiente, José Angel Seijo.

Para intentar controlar esta situación, la Policía local ya utiliza un formulario en el que se identifica a quien alerta de un abandono. «Antes no se controlaba. Iba una patrulla, se recogía al animal y lo llevaban a la Casa del Perro. Ahora, piden unos cuantos datos y recogen toda la información que pueden. Hemos notado que desde que se hace así hay menos mascotas dejadas a su suerte», describe el edil minero.

El celo en este tipo de casos es máximo. De ahí que para resolver el «asesinato» -como lo califica Seijo- de la pastor alemán de Urioste, los responsable municipales no han dudado en pedir la colaboración ciudadana. Se trata de un ejemplar «de bastante edad», color canela, con el hocico negro y con «signos evidentes de maltrato». «Si alguien sabe de algún caso de un perro de esta raza que ya no está donde solía, que se ponga en contacto con el Ayuntamiento de Ortuella o con los agentes municipales», pide el responsable de Medio Ambiente.

Se da la circunstancia de que la desafortunada mascota tenía el preceptivo microchip, pero «se lo quitaron». De hecho esa parece ser la causa de la muerte, ya que el cadáver presentaba importantes heridas y desgarros en la zona del cuello. «La pobre se desangró», lamenta Seijo, quien advierte de que «este tipo de casos no deben quedar impunes». «La ley contempla penas importantes por el delito de maltrato y vamos a hacer lo posible para localizar al responsable», zanja.