Lingotes de Noruega, rosas de Ecuador... Los mejores chocolates del mundo están en Balmaseda
Hoy concluye BasqueTxok, la feria con expositores, demostraciones y catas, que durante tres días ha reunido a elaboradores fuera de serie de este alimento
Hay toda una generación que se crió merendando bocadillos de chocolate. La clásica tableta de chocolate con leche, más o menos «extrafino», del que equivalía a «un gran vaso de leche por cada tableta», con mucho azúcar. Pero el mundo de este alimento elaborado a base de cacao es mucho más amplio. Muchísimo más. Casi inabarcable. Lo han podido comprobar quienes estos tres últimos días han asistido al BasqueTxok, encuentro celebrado en Balmaseda y patrocinado por EL CORREO en el que se han dado a conocer todo tipo de variedades y que se ha completado con catas –también de té y café–, talleres y demostraciones en vivo.
La sorpresa era fácil de experimentar en el Palacio Horkasitas, sede de la feria, abarrotado de público, sobre todo familiar. ¿Chocolate de Noruega? ¿Y qué es esto del chocolate de rosas de Ecuador? Hasta 24 productores y distribuidores ofrecían sus productos. De Países Bajos, Italia, Ecuador, Perú, Portugal, Ghana y Dinamarca. También españoles –de Málaga, Mallorca, La Rioja...–, algunos muy cercanos, como los guipuzcoanos de Rafa Gorrotxategi y Lurka, o directamente de la vuelta de la esquina: las delicias que elabora Kaitxo, de la propia Balmaseda.
En fin, una trampa para golosos. Y para curiosos, como Iñigo y Alazne, que se habían acercado desde Galdakao y acababan de descubrir la existencia del chocolate noruego. «Sorprendentemente bueno, la verdad. No es un país del que te esperas que llegue chocolate. Y de esta calidad. Se sale del típico chocolate», valoraba él, frente al puesto de Fjad Sjokolade –la letra 'a' de Fjad lleva un circulito encima–. Que es chocolate noruego, efectivamente, pero elaborado por una fotógrafa zaragozana con raíces en Zalla que se llama Agurtzane. ¿Cómo?
«Me establecí en noruega en 2005», aclaraba la chocolatera nórdica de Zaragoza. «Me apetecía hacer algo diferente. Descubrí el proceso de elaboración del chocolate, me fascinó y me puse a ello». Noruega no se caracteriza por sus plantaciones de cacao, precisamente. Así que «traemos el cacao de seis o siete orígenes diferentes, mucho de África. Tanzania, Madagascar, Uganda también... Pero también India o Guatemala. Tenemos un poco de todo». Y luego le dan un toque noruego: «Intento reflejar sabores que tengo alrededor en chocolate. Me gusta mezclar sabores que evoquen que estás en Noruega. Nuestra barra más famosa es la de queso marrón».
Era fácil encontrar otros cruces internacionales similares en otros puestos. Como el de Tesoro Amazónico, de Perú, entre cuyos promotores está Christian Grosso, que es italiano. Aunque su acento, desde luego, le sitúa más en el país andino. «Nuestro proyecto nació hacia 2012», explica. «La idea era desarrollar una nueva filosofía de producción del cacao tanto a nivel ético como de calidad muy exigente». La firma trabaja con diferentes variedades de cacao de diversas zonas de Perú. «Cada una tiene un desarrollo muy diferente. Trabajamos con agricultores independientes que son emprendedores y dueños de sus parcelas». El resultado son chocolates de calidad excepcional «con un precio justo».
Rosas y menta
José Antonio Domínguez y su mujer, Clara Ahedo, que han llegado desde Miranda de Ebro, «porque nos pirra el chocolate y vamos a donde sea a probarlo», han catado los productos de Tesoro Amazónico, acaban de acercarse al puesto de Origen Ecuador y parecen estar a punto de experimentar el éxtasis: «Esto es un mundo: chocolate de menta, de sal de Cuzco... ¡de rosa andina!»
Origen Ecuador no es una marca, sino la representación de varias de ellas que tienen en común el ser firmas chocolateras ecuatorianas con presencia en Europa, según aclara Isabel Maingon: «Somos distribuidores de la marca Pacari, la más conocida del país, pero nuestro objetivo es dar a conocer pequeñas marcas para dar salida al mercado europeo, a los artesanos muy pequeñitos. Queremos dar a conocer Ecuador como país chocolatero, no solo como expertador de cacao». Porque resulta que en Ecuador hay muchas formas y tradiciones de elaborar el chocolate, algunas de las cuales se remontan a tiempos prehispánicos, que tienen en común que desmontan el tópico de que el chocolate negro es amargo. «Nuestro tueste es muy sutil, hace que el cacao conserve todas sus propiedades y que se pueda tomar un chocolate del 85% sin que sepa amargo». Al contrario, «es una delicia, flota en la boca», como resume Clara.