Usuarios del parking de Arpillao se sienten «desesperados»

«Ya no sabemos qué hacer, es desesperante». Con estas palabras describe Juan Pablo Aia, secretario de la asociación que lucha por la defensa de los concesionarios del aparcamiento de Arpillao, en Plentzia, el malestar que sienten los más de 150 usuarios que perdieron sus plazas en diciembre de 2020. Fue entonces cuando el Ayuntamiento anunció el cierre de la instalación «por daños estructurales», después de que una empresa privada lo aconsejase debido a una filtración de agua por la cubierta, donde existía «una carencia de recubrimiento de armadura para su impermeabilización». La falta de contestación por parte del Consistorio ante las alegaciones y requerimientos, fue lo que llevó a la entidad a acudir a los tribunales por silencio administrativo el pasado mes de marzo.

Ahora, sin embargo, aseguran «no poder avanzar en el procedimiento». «Es la tercera vez que nos envían el expediente mal. No podemos abrir algunos archivos y este documento es la garantía que tiene cualquier ciudadano para poder optar por la vía judicial», remarca Aia. Si bien el recurso ya ha sido admitido a trámite, sin el informe, no podrán interponer la demanda correspondiente, y por ello han solicitado «que se sancione la actitud obstructiva conforme a la Ley». Desde el ejecutivo señalan no haber encontrado fallos en la apertura de la documentación facilitada, que ha sido «comprobada tanto por los servicios jurídicos, como por la secretaría», añadiendo que «se trata de información no encriptada» y que ante cualquier necesidad «pueden contactar con la institución».

Aia puntualiza que «la principal intención es que el conflicto se arregle, que se ponga una solución, ya que para eso nos constituímos». No obstante, la falta de comunicación con el equipo de gobierno jeltzale es una evidencia. «Este año no hemos tenido ningún contacto con ellos, no nos dicen absolutamente nada de qué es lo que finalmente harán», asume.

Los afectados instan también a que se les reconozca el derecho a ser indemnizados, cuya cifra asciende ya a los 2 millones de euros, después de estacionar los vehículos en la calle durante estos últimos 18 meses. Y es que los coches que anteriormente estaban dentro del edificio, que tenía una capacidad para 669 plazas -293 en concesión-, ahora se han visto obligados a ocupar la vía pública. «La gente aparca dónde y cómo puede. Además, la situación se complica en verano, que es cuando viene más gente al pueblo, generando un colapso», subrayan desde la asociación.

De hecho, una encuesta sociopolítica encargada por el equipo municipal a Gizaker demostró que al menos un 26,9% de los vecinos consideraba la falta de espacios un verdadero problema. De ahí que los jeltzales tengan sobre la mesa, de cara al próximo octubre, asfaltar el parking de Marinel y aprobar un servicio de estacionamiento rotatorio para dotar a la ciudad de un centenar de plazas.

Pese a ello, desde la entidad confirman haber agotado todos los cartuchos, hasta el punto de haber intentado constituir, en mayo del pasado año, una comunidad de usuarios con el fin de exigir de manera formal una alternativa al cierre. «En varias ocasiones las autoridades nos reclamaron hacerlo, pero debemos incidir en que este organismo debe materializarse desde el propio Ayuntamiento. Lo enviamos por registro, y tampoco nos lo aceptaron», establece Aia. A la lucha por abrir el parking se une, a su vez, la insistencia de las cinco asociaciones que allí operaban -Arkote Arraun Taldea, el club de piragüismo, Plentziako Traineru Baltza, Danontzat Gaztetxea y Ambar Elkartea- por recuperar los espacios perdidos y encargar un estudio pormenorizado de cada uno de los locales para evaluar su posible reapertura.

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