«Hemos sacado 100 bolsas de basura»

Ni la lluvia ha detenido a los dos centenares de estudiantes de Formación Profesional de Jesuitak Politeknikoak de Indautxu (Bilbao), que se afanaban hoy en limpiar la ría de Plentzia. Divididos en diferentes grupos, han peinado las cinco zonas que el alma máter de la asociación Goazen Up, Aketza Sánchez, les ha marcado. En total, han recogido unas 100 bolsas de basura. Han descubierto que lo que más se deposita en la ría son «cucharillas de plástico y palos de helados». Han hallado, asimismo, «varias gafas de bucear, un par de quillas, cuatro gafas de sol y tapas de los envases de geles de gominola». Y algo que les ha sorprendido ha sido encontrar «muchos peines».

Por toda la ría se podía ver a los alumnos y alumnas de Anatomía patológica y citodiagnóstico, Análisis y control de calidad, Laboratorio Clínico y Biomédico, Química Industrial, Instalaciones eléctricas o Electrónica. A Marga, una mujer holandesa que paseaba por allí le ha parecido «un gran trabajo».

El centro bilbaíno propuso a Goazen Up crear esta actividad para «promocionar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fomentar el cuidado del medio ambiente y concienciar al alumnado», según ha explicado el director, Kike Munerol. Se alinea, además, con el lema de la Compañía de Jesús, de «cuidar de nuestra casa común», aparte de «crear comunidad entre ellos». Han elegido, como contaba Aketza, este momento de «mareas muy vivas» y una marea «muy baja» para acceder a los puntos donde hay más microplásticos.

Oihane Azkunaga y Janire Ayala, de 20 años, no entendían cómo la gente tiraba ciertos objetos al agua. «Unas gafas se te pueden caer, pero hay cosas que se tiran a propósito. ¿Quién tira un plato de cerámica?», censuraban. Ronald Guerra Molina, de 18 años, revelaba que «al limpiar te das cuenta de cómo la gente ensucia y te hace recapacitar». En su bolsa tenía juguetes, cuerdas y vasos de plástico. Junto a él, Jorge Gutiérrez, de 26 años, completaba la lista:«Yogures, tiritas, hilo de pita para pescar, el casquillo de una bengala...». Aunque desgraciadamente no le sorprendía. Ha participado en otras experiencias de limpieza en el río Cadagua. «Allí llegamos a sacar 11 neumáticos del río –recuerda indignado–. Lo del ecologismo parece que la gente no lo lleva bien».

Andrea Yáñez, Yaissa Hernández, Izaro Fernández y Alba Landaluce también hsan puesto su granito de arena en la villa. De hecho comentaban mientras recogían residuos que, para su «sorpresa», limpiar la ría les resultaba «divertido». «Pensábamos que era una actividad monótona, pero es emocionante», confesaban, El grupo había encontrado «de todo y ninguna cosa igual». Hasta un paraguas, una suela de zapato y algún producto de higiene femenina usado.

«El mar nos devuelve todo lo que le echamos. Nos creemos concienciados, pero aún queda mucho», ilustraba Inma Giordano, la tutora. Unas palabras que casan con la realidad que viven desde Goazen Up. «Limpiamos una vez a la semana los puntos de la ría donde más se acumula y vuelven a estar llenas. Luego todo eso va al mar, es imposible. Pero que de las 200 personas que han estado, un 10% tome conciencia y tengan noción de lo que está pasando, nos damos por satisfechos».

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