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Mujeres y ciencia en Romo

«Crearé un robot que limpie los mares»

El Gazteleku de Romo acoge el sexto taller Girls&Zientzia Play, liderado por EL CORREO y el Gobierno vasco, para fomentar los estudios tecnológicos en las niñas

CRISTINA RAPOSO

GETXO.

Martes, 26 de noviembre 2019, 01:00

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«Un día crearé un robot que limpie los mares y otro que recoja los gases de efecto invernadero. Yo quiero ayudar al planeta y a las personas. Voy a ser científica». Con solo 8 años, Nora García ya lo tiene claro. Lo afirma con tanta pasión como determinación. Las mismas que impulsan a Alazne Hierro, de 9 años, a proclamar que ella va a ser «científica, pero en el campo de las matemáticas. ¡Me encantan!». Ambas participaron el sábado 23 de noviembre en el programa Girls&Zientzia Play, que lideran conjuntamente EL CORREO y el departamento de Educación del Gobierno vasco. La iniciativa, que ya ha recorrido cinco municipios vizcaínos, recaló esta vez en el Gazteleku de Romo, con un claro objetivo: demostrar que la ciencia no entiende de géneros y que, por supuesto, no hay nada que impida a las chicas dedicarse a este campo.

La jornada arrancó a las 10.00 horas con un taller de robótica y programación. «Cuando mi amatxu me dijo que lo iba a haber le dije que me apuntase. Sé algunas cosas porque mi aita es electricista. En un futuro me gustaría ser veterinaria», confesaba Luzia Florida, estudiante de primaria. Junto a ella, Nerea Álvarez presumía de su experiencia. Y no era para menos. «Llevo tres años estudiando robótica en el cole y no descarto dedicarme a algo relacionado con ello cuando sea mayor. ¡Me encanta crear cosas!», decía mientras trabajaba con afán e ilusión en su coche teledirigido.

A las 12.00, llegaba el turno de las participantes de entre 8 y 9 años. El objetivo: diseñar un piano electrónico. Un buen puñado de pequeñas mentes ansiosas de aprender. Entre ellas, la de Haizene Rodríguez, de nueve años, lideraba el trabajo. «En el colegio participo en una actividad similar y sé mucho sobre esto. Me gusta mucho la ciencia y hacer experimentos», revelaba con orgullo.

«Un empujón»

En la mesa de al lado, Iradi Basarrate y Saioa Segerna, ambas de ocho años, solventaban las complicaciones del cableado y daban vida a las teclas de un piano de cartón recubierto con cobre y aluminio. «Me gusta hacer que las cosas funcionen. Puede que termine programando un robot para que me haga el desayuno», anunciaba pícara Iradi.

Ariane Martín también se lo estaba pasando en grande, pero aún no tenía muy claro esto de dedicarse a algo científico. «Me parece muy difícil», argumentaba. Con ellas, guiándolas y resolviendo dudas, las instructoras Maider Burgoa y María Yuñez. «Todavía es pronto para que tengan claro qué es lo que quieren hacer con su futuro, tienen muchos años por delante, pero nosotras a través de estas dinámicas intentamos darles un empujón», explicaban las instructoras Maider Burgoa y María Yuñez.

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