

Loiu cumple un sueño y se conecta a Nueva York con un primer vuelo al 80% de ocupación
El estreno de la primera ruta de largo radio de Bilbao salió a pedir de boca: buen clima, una fiesta y 35 minutos de adelanto
El 1 de junio de 2025 pasará a la posteridad del aeropuerto de Bilbao. El primer vuelo transoceánico de su historia tocaba tierra en 'La ... Paloma' a las 10.10 horas procedente del aeródromo de Newark, ubicado a 25 kilómetros del corazón de Manhattan. Bizkaia estrenaba así su ansiada conexión con Nueva York. Un sueño que llevaba persiguiendo un cuarto de siglo. Y lo hacía a lo grande, de la mano de United Airlines, la cuarta aerolínea más poderosa del mundo, tras un primer salto inaugural marcado por su carácter festivo y porque todo salió a pedir de boca: se llegó con 35 minutos de adelanto, sin sobresaltos meteorológicos y con una ocupación no excepcional pero sí más que aceptable. Un total de 147 pasajeros, entre los que se encontraba el redactor que escribe esta crónica, tuvieron el privilegio de ser los primeros en estrenar la ruta.
Hablamos de aproximadamente el 80% de los 176 asientos vendidos. Y, en la clase bussines, donde muchas aerolíneas se la juegan porque es el segmento que, con mucha diferencia, más margen de beneficio deja, las cosas fueron todavía mejor, registrándose casi un lleno total (14 de 16 butacas). United había comunicado en los días previos que los primeros vuelos rondaban el 90% de ocupación. No fue para tanto. Quizás la aerolínea estadounidense quiso transmitir un mensaje de optimismo absoluto, pero lo importante es que la ruta, que opera tres veces por semana, puede sostenerse si se mantiene este respaldo.
Y, según pudo comprobar EL CORREO, en la masa de potenciales clientes hay un mix más que interesante. En Newark subieron muchos ciudadanos de Euskadi, Cantabria y alguno del sur de Francia. Todos ellos regresaban a casa tras unas vacaciones en la Gran Manzana. Además, comprobamos que había un porcentaje elevado de vascos o descendientes de vascos en la diáspora que se desplazaba por motivos familiares. Y, por último, el colectivo menos numeroso pero no por ello menos importante: el de personas que habían oído hablar de Bilbao o su zona de influencia por algún motivo (agentes de viaje, un apasionado del ciclismo que había visto el Tour de 2023...) y que querían conocer de primera mano nuestro territorio.
No coincidimos con ningún viajero de negocio, pero también es cierto que despegar un sábado es probablemente el escenario menos favorable para este segmento. La composición heterogénea del pasaje invita a pensar que la conexión puede funcionar al disponer de varios apoyos de diversa índole y no estacionales. Aspirar a una ruta que permanezca todo el año (por ahora despegarán aviones hasta el 24 de septiembre) es ir un paso más allá del sueño que el aeropuerto está viviendo. Mejor ir «paso a paso», comentaban en privado las autoridades congregadas en 'La Paloma'.
Porque ese fue otro detalle a tener en cuenta. La ruta a Nueva York surge en un buen clima de colaboración entre las cuatro instituciones implicadas: Gobierno central (como propietario de Loiu), Ejecutivo autonómico, Diputación y Ayuntamiento de Bilbao (estuvo ayer el alcalde en persona). Y hubo buena sintonía, más allá de que en la fiesta organizada en Newark no se hizo un solo guiño a la cultura vasca y se empleó música flamenca y banderas de España (ni una sola ikurriña), lo que quizás pudo molestar a los responsables de las instituciones locales. Sólo tras el aterrizaje, la sobrecargo se despidió con un «Egun on, ongi etorri, eskerrik asko», que resultó muy aplaudido.
En el aeropuerto estadounidense se había vivido hora antes toda una fiesta, con 'speaker' animando a los pasajeros, discursos varios, corte de cinta con cuenta atrás... Aquello parecía una barbacoa en el jardín. Solo faltaron la cerveza y las costillas asadas. Los americanos saben divertirse y hasta se bailó el 'Aserejé' de las Ketchup o 'La Macarena' de Los del Río. Una fiesta muy alejada de la sobriedad del acto de Loiu. A todo este espectáculo en Newark se unió el propio piloto, que no tuvo reparos en realizar bromas y repartir saludos y abrazos a unos atónitos pasajeros. Hasta concedió una minientrevista a este diario, pocos instantes antes de ponerse a los mandos de la cabina.
Una aeronave, por cierto, que había recibido algunas críticas por su antigüedad (se usó al final una unidad con 26 años de servicio y no con 31 se preveía) y por su escasa capacidad frente a los grandes aviones transoceánicos. El 'Boeing 757-200' cumplió de sobra. Demostró que es veterano pero tiene clase. Llegó con adelanto. Su interior, recientemente reformado y dotado de Wifi, bluetooth y pantallas de entretenimiento, resultó cómodo y fiable. Y, por último, dejó claro que, vista la ocupación, quizás sea la opción ideal para intentar llenar aviones sin arriesgarse a aventuras sobredimensionadas.
En definitiva, fue un estreno sin sobresaltos, con buenas vibraciones y que invita a pensar, o eso anhelamos, que el Bilbao-Nueva York, triunfe. Ojalá.

Escáner corporal y embarque con reconocimiento facial
Los pasajeros del vuelo Bilbao-Nueva York pudieron comprobar dos tecnologías que están presentes en Newark pero que son aún desconocidas en Loiu. Se trata del escáner corporal, que permite escudriñar al viajero de una manera más rápida y menos invasiva; y el embarque con reconocimiento facial. En el caso del control de seguridad, resultó un tanto engorroso tener que quitarse los zapatos para subirse a la citada máquina. En el cañón de embarque, por el contrario, no hizo falta ni enseñar el pasaporte, ya que una cámara cotejaba el rostro del cliente con la documentación recabada previamente.
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