Terroristas cada vez más jóvenes
Inglaterra ha condenado a cadena perpetua a un menor de 15 años por organizar un atentado en Australia. Los métodos de captación de los islamistas más extremistas, basados en la red y los 'smartphones', crean una nuevo perfil de yihadista adolescente
Óscar b. de otálora
Viernes, 9 de octubre 2015, 01:30
Un tribunal de Manchester condenó la pasada semana a cadena perpetua a un joven británico de 15 años por haber organizado en Australia un atentado yihadista, en el que uno de sus cómplices, de 18 años, iba a decapitar a un policía durante un desfile militar en Melbourne y reivindicarlo como una acción del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Este es el caso del terrorista más joven condenado por la Justicia británica, aunque su pena se revisará a los cinco años. La sentencia es una de las más duras a un menor en el mundo occidental.
El caso revela que la nueva forma de actuar del yihadismo en Internet está teniendo un éxito sin precedentes entre los menores de edad, ya que, en una fase de inmadurez, acceden sin trabas a la propaganda más extremista así como a la información suficiente para cometer atentados letales. Los expertos antiterroristas, además, creen que la estrategia del Estado Islámico de fomentar la figura de los denominados 'lobos solitarios' -terroristas que actúan de forma independiente y que viven como un ciudadano más dentro de la comunidad- está disparando la captación de adolescentes. Esta táctica, en este sentido, permite a los menores comportarse como yihadistas aunque vivan aún con sus padres, puesto que no necesitan moverse en un mundo de adultos -citas clandestinas, viajes, gastos para mantener estructuras ocultas- si deciden cometer un ataque. En el caso del adolescente condenado en Manchester, su principal herramienta para organizar el ataque fue un 'smartphone, con el que se encontraba en contacto permanente con los jóvenes australianos.
Una de las cuestiones más dramáticas de este caso es que el joven condenado había comenzado a preparar sus planes cuando tenía 14 años. La Policía encontró en su teléfono móvil y en su ordenador miles de mensajes enviados a sus contrapartes en el otro lado del mundo en los que, haciéndose pasar por un adulto, les convenció de que debían llevar a cabo el asesinato de un policía. En el complót, en el que participaban media docena de australianos, se había barajado también la posibilidad de hacerse con el arma del agente asesinado y emplearla para cometer más atentados. El británico condenado había sugerido a sus 'seguidores' que intentasen llevar a cabo una decapitación de prueba con una persona elegida al azar para ensayar así el crimen y comprobar si el arma elegida era la apropiada.
Talla de madera
El caso fue descubierto de forma fortuita por la Policía de Blackburn, donde residía el menor. En abril de este año, los profesores del colegio avisaron a los agentes de que el adolescente les había dicho en varias ocasiones que iba a cortarles la cabeza. Cuando los agentes acudieron a su domicilio, con la idea de interrogarle sobre estas amenazas, se encontraron con que su dormitorio era un templo del terror. El joven había elaborado una talla de madera con el anagrama del Estado Islámico. Pero en su ordenador hallaron miles de mensajes codificados con los planes para cometer atentados en Australia. Según los medios británicos, el ahora condenado dominaba a la perfección el argot de la yihad y era capaz de hacerse pasar por un imán de la forma más convincente.
La Policía australiana, avisada por sus compañeros británicos, procedió a detener a los receptores de los mensajes y comprobó que el plan estaba a punto de llevarse a cabo. El principal sospechoso de ser el inminente autor de la decapitación era Sevdet Besim, un joven de 18 años que ya había ocultado bajo el asiento de su automóvil el cuchillo con el que pretendía asesinar a un policía de Melbourne.
Uno de los precedentes de este terrorismo adolescente es Omar Ahmed Khadr, un joven canadiense de origen paquistaní que fue detenido en 2002 en Afganistán, cuando tenía 15 años, acusado de formar parte de Al Qaida. Ahmed fue juzgado por un tribunal militar y condenado a ocho años de prisión, tras un largo proceso en el que se convirtió en el preso más joven de la historia reciente de Estados Unidos conducido a una corte marcial