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El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel .

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El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel publicó su carta «Levanto mi voz» en Facebook tras conocer la muerte de Armando Cañizales, un violinista de 18 años que recibió un tiro en la cabeza cuando participaba en una protesta en Caracas

el correo

Viernes, 5 de mayo 2017, 13:17

El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, una de las figuras más aclamadas de la música clásica a nivel mundial, ha condenado abiertamente y por primera vez la represión que el régimen de Maduro ejerce sobre su país y sus compatriotas. Lo hizo a través de una carta, «Levanto mi voz», que publicó este jueves en su cuenta de Facebook.

El escrito llegó un día después de la muerte de Armando Cañizales: un violinista de 18 años, miembro del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, donde el propio Dudamel se formó como músico desde los cuatro años. El joven recibió un tiro en la cabeza cuando participaba en una protesta en la autopista caraqueña Francisco Fajardo. Con él, son ya 35 las personas que han muerto en la oleada de manifestaciones y represión que asola Venezuela desde hace dos meses.

Nada más conocer la triste noticia, Dudamel tiñó de luto sus cuentas de Twitter y Facebook: en las imágenes de cabecera de ambas redes sociales se puede leer el nombre Armando Cañizales Carrillo, escrito con letras blancas sobre un fonde negro. Además, el director, de 35 años, ha decidido publicar también una carta para denunciar la situación por la que pasa Venezuela: «Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis».

En la misiva, aprovecha para dirigirse directamente al Ejecutivo de Maduro y pedirle que cambie su política opresiva: «Hago un llamado urgente al Presidente de la República y al gobierno nacional a que se rectifique y escuche la voz del pueblo venezolano. Los tiempos no pueden estar marcados por la sangre de nuestra gente».

Las reacciones no se han hecho esperar. El opositor Freddy Guevara ha expresado en su cuenta de Twitter: «Venezuela entera necesitaba que uno de sus hijos más talentosos tomara esta posición. Que tu voz levante conciencias en el régimen, Gustavo». El también opositor Antonio Ledezma ha escrito, en la misma red social que su compañero: «Dudamel coloca batuta dónde esperábamos que lo haría por su patria. Gustavo Dudamel este es tu mejor concierto».

Sin embargo, muchos usuarios de Facebook aseguran que la condena de Dudamel, quien ganó un premio Grammy en 2012, llega tarde. En numerosas ocasiones se ha reprendido al músico por su tibieza ante la situación que sufre su patria. Incluso, algunos sectores de la oposición venezolana le han tildado de «chavista», de no ser lo suficientemente contundente contra el gobierno de Maduro y de intentar «dar lecciones» desde su atalaya en Los Ángeles, ciudad en la que reside.

«Levanto mi voz», el mensaje de Gustavo Dudamel al régimen de Maduro

Mi vida entera la he dedicado a la música y al arte como forma de transformar las sociedades. Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo venezolano ha sido un pueblo luchador pero jamás violento.

Para que la democracia sea sana debe haber respeto y entendimiento verdadero. La democracia no puede estar construida a la medida de un gobierno particular porque dejaría de ser democracia. El ejercicio democrático implica escuchar la voz de la mayoría, como baluarte último de la verdad social. Ninguna ideología puede ir más allá del bien común. La política se debe hacer desde la consciencia y en el más absoluto respeto a la constitucionalidad, adaptándose a una sociedad joven que, como la venezolana, tiene el derecho a reinventarse y rehacerse en el sano e inobjetable contrapeso democrático.

Los venezolanos están desesperados por su derecho inalienable al bienestar y a la satisfacción de sus más básicas necesidades. Las únicas armas que se le puede entregar a un pueblo son las herramientas para forjar su porvenir: instrumentos musicales, pinceles, libros; en fin, los más altos valores del espíritu humano: el bien, la verdad y la belleza.

Hago un llamado urgente al Presidente de la República y al gobierno nacional a que se rectifique y escuche la voz del pueblo venezolano. Los tiempos no pueden estar marcados por la sangre de nuestra gente. Debemos a nuestros jóvenes un mundo esperanzador, un país en el que se pueda caminar libremente en el disentimiento, en el respeto, en la tolerancia, en el diálogo y en el que los sueños tengan cabida para construir la Venezuela que todos anhelamos.

Es el momento de escuchar a la gente: Ya basta.

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