Los hogares de madres solteras son los que más retrasan el pago del alquiler
El Gobierno vasco revela que un 21% de estas familias no llegan a abonar la renta a tiempo al suponer casi la mitad de sus ingresos
La precariedad laboral, los contratos a tiempo parcial o tener una mayor carga sobre los cuidados, lo que limita el desarrollo profesional, son sólo algunos factores que podrían explicar por qué las mujeres tienen «más dificultades» para hacer frente al alquiler que los hombres. El último informe publicado por el Gobierno vasco, que analiza desde una perspectiva de género la encuesta a hogares en régimen de alquiler realizada en 2022, confirma que las féminas destinaron una proporción mayor de sus ingresos a la renta que los varones. Mientras que los hombres dirigieron el 38% de su sueldo al pago de la mensualidad -ocho puntos más de lo que los expertos en sostenibilidad financiera fijan como tope para que los ciudadanos puedan vivir desahogados-, el porcentaje se eleva hasta el 43% en el caso de las mujeres. Las más perjudicadas son aquellas que vienen de otros países (47%), seguidas por las mujeres mayores de 65 años que viven solas.
El sobreesfuerzo económico que los inquilinos tienen que afrontar para pagar el alquiler ha tenido un grave efecto: que al menos un 11% de los arrendatarios pidieran en 2022 retrasar el pago del alquiler, como mínimo, en una ocasión. Los hogares más afectados fueron, con diferencia, aquellos en los que viven madres solteras. Con unos ingresos medios de 1.330 euros al mes -500 menos que en el caso de las viviendas monoparentales-, el 21% de estas familias no pudieron pagar la renta a final de mes. Es el porcentaje más alto de los siete tipos de unidades convivenciales que ha analizado el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes en su nuevo informe. Estos hogares son también los más vulnerables en el caso de los hombres, aunque en un porcentaje menor. Sólo un 13% pidió aplazar el pago.
Los datos son preocupantes. La carestía de la vivienda, sumada a la inflación, ha hecho que cada vez más personas tengan verdaderos problemas para pagar la renta de forma regular. Y el escenario no parece que vaya a cambiar pronto. Unos datos publicados de forma reciente por el Observatorio vasco de la Vivienda revelan incluso que tres de cada cuatro solicitantes de una VPO confiesan tener que apretarse el cinturón para hacer frente a los abonos.
Y es que en los últimos siete años, el precio medio de los pisos en alquiler ha subido un 37%. La media en el territorio está en 788 euros, según el Departamento de Vivienda. La tendencia es que sigan subiendo, lo que hace pensar que el número de familias que piden aplazar va a seguir en aumento. El informe demuestra que son los propios encuestados los que afirman que la mayor dificultad para encontrar una vivienda es precisamente el precio. Después apuntan a la escasez de oferta y a la solvencia económica de los propios demandantes.
Junto a la brecha salarial y su efecto desfavorable sobre el acceso a la vivienda, el documento arroja otro dato sorprendente: que son a las mujeres a las que más se le pide un seguro de responsabilidad por daños. No se especifica el por qué de esta exigencia, pero sí que son también las familias de madres solteras las más afectadas por este requerimiento.
Satisfacción
Pero más allá de las dificultades a las que se enfrentan los arrendatarios, la encuesta dicta que el 60% de los consultados se siente «bastante satisfecho» con el hecho de vivir en régimen de alquiler. Porcentaje que incluso supera el 80% en el caso de los mayores de 65 años. Y la mayoría de los encuestados coinciden en que los motivos por los que se sienten cómodos viviendo en sus domicilios. Se resumen en cuatro: la localización del piso, el trato con la persona arrendadora, el modo de pago, las condiciones del contrato y por último, la luminosidad del propio domicilio.
Junto al perfil de los que alquilan una vivienda, el informe también hace una radiografía sobre las personas que deciden poner en el mercado sus viviendas. Con una proporción similar entre propietarios hombres y mujeres, el «porcentaje medio de ingresos asociados al alquiler es mayor entre las mujeres (28,3%) que entre los varones (21,8)». De hecho, el 24% de ellas reconoce que el 30% de sus ingresos mensuales proviene precisamente del alquiler. Y son también ellas las que valoran más la larga duración de los contratos y la apariencia de los inquilinos que los hombres, según el dato del Departamento.