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Piedra a piedra, el antiquísimo hórreo -data del siglo XVIII- ha viajado desde España para convertirse en el alma de la tienda.

Un hórreo gallego en el corazón de Miami

Loewe, la firma de lujo española, acaba de inaugurar tienda en Florida. ¿La estrella? Un imponente granero

Irma Cuesta

Miércoles, 1 de abril 2015, 00:11

Hace no tanto, a don Enrique, al que nunca han gustado demasiado las entrevistas, le preguntaron por España. El curtido empresario contestó con un rotundo: «España no se ha dado cuenta aún de que es un lujo en sí misma». La frase se habría quedado en un mero arranque de orgullo patrio si no fuera porque el caballero sabe muy bien de lo que habla. Loewe, la empresa fundada por su padre en 1872, es sinónimo del lujo desde que el patriarca cosió su primer bolso. Luego vendrían los pañuelos, la ropa de hombre y mujer, los perfumes... y las tiendas esparcidas por medio planeta; una carrera de décadas que acaba de recalar a las puertas de la tierra prometida. Hace solo unos días que Loewe ha inaugurado en Miami su tercer establecimiento desde que el jovencísimo Jonathan Anderson se hiciera cargo de la compañía en 2013, después de que la marca española pasara a engordar el holding francés LVMH.

La nueva sucursal de Loewe podría ser una más si no fuera porque, mucho antes de localizar los emblemáticos bolsos amazona, los puzzle o los flamenco, uno se da de bruces con un increíble hórreo original del siglo XVIII que la casa de moda encontró en un pueblecito de la frontera que separa Portugal y Galicia y ha convertido en la referencia indiscutible de su nuevo espacio. Sobre un suelo de piedra, la estructura que los habitantes del noroeste de la Península Ibérica utilizaron durante siglos para almacenar y secar la cosecha de grano, se yergue majestuosa mostrando un fragmento de la historia de España. La tienda no solo es impresionante; también está en el lugar perfecto: el Design District de la ciudad, una zona que Craig Robins, un avispado agente inmobiliario, ha convertido en la última década en un cóctel perfecto de establecimientos de marcas de diseño, colecciones de arte, antigüedades y glamurosos restaurantes.

«Sin duda refleja el modo en que la información codificada en la arquitectura adquiere un nuevo significado cuando viaja y cómo algo que desempeñaba una función muy específica en un lugar del mundo adopta una nueva naturaleza en un entorno completamente ajeno», han explicado desde la compañía haciendo honor a las palabras de don Enrique y mostrando en ese lado del mundo que España es, en sí misma, puro lujo.

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