La estación provisional de Garellano echa humo con 7.000 autobuses estas vacaciones
Será el último gran servicio antes de trasladarse a las nuevas instalaciones, una mudanza prevista para la primavera del año que viene
La Termibus provisional de Bilbao afronta durante esta Semana Santa su última prueba de fuego con un importante trajín en sus dársenas: miles ... de viajeros y autobuses conviven a diario con las obras de la nueva estación subterránea y la construcción de la cuarta torre de Garellano. La afluencia de pasajeros que marchan rumbo a las vacaciones o que visitan Bilbao vuelve a poner en jaque la capacidad de la terminal, que echa humo con más de 7.000 autocares de salida o entrada a sus instalaciones en estas fiestas. Será su último gran servicio antes de trasladarse a sus plataformas soterradas definitivas, en una mudanza prevista en la primavera de 2020.
«Las estaciones del norte están muy bien: San Sebastián, Santander… Esta es un caos», apuntaba uno de los cientos de pasajeros que se apiñaban ayer en la zona de San Mamés. Las aceras estaban repletas de maletas y los autobuses solo eran capaces de absorber las oleadas de pasajeros cada cierto tiempo. Estos días la estación duplica su actividad, 1.000 autobuses diarios y cerca de 7.100 expediciones de autocares de lunes a domingo.
Buses con destino a Santiago de Compostela, San Sebastián y Gijón desfilaban en cuestión de minutos. También destinos internacionales como Lyon o Ginebra, pero los más demandados seguían siendo los clásicos: Madrid y Barcelona. Las líneas regulares, como la que une la villa con Vitoria y la ruta a Pamplona, también estaban a tope. Toda esa actividad se concentra en veinte dársenas, nueve menos que en la anterior estación. Por suerte, se espera que la vuelta sea más escalonada.
Con tanto jaleo, muchos se apresuraban a comprobar sus billetes y abordaban a los chóferes para saber dónde encontrar su autobús. «Siempre cambian la dársena y si no estás atento, lo pierdes», reconocía Herbin Bastidas sin perder de vista la pantalla de información. «El mío viene a la 2, pero ahora va a cambiar a la 6, ¿ves?», decía. Poco después el cartel luminoso le daba la razón. Vive en Pamplona, pero trabaja en Bilbao, por lo que pasa por aquí con frecuencia. «Ando como loco. Tienes que subir a sacar el billete, buscar tu autobús...», enumeró.
Como él, la mayoría de usuarios habituales de Termibus han desarrollado cierto instinto de supervivencia y conocen ya todos los entresijos de la Termibus provisional. «Ya lo tenemos controlado: nos traen en coche, sacamos los billetes con la agencia y el autobús nos recoge siempre en el mismo sitio», señalaron Paquita Gómez y Martina Conde. Estas vecinas de Portugalete y Trapagaran tienen una casa en Villarcayo, a la que se escapan siempre que tienen ocasión. «La última vez fue en el puente de San José. Se está muy bien aunque ahora hará algo de frío...».
Los viajeros conviven con las obras de la nueva terminal y el cuarto rascacielos de Garellano
«Un caos, pero te apañas»
Muchos pasajeros se aferraban a la idea de las vacaciones para sobrellevar la espera. Leire Naval aguardaba su autobús sentada en la acera y escuchando música. Estudia psicología en Bilbao y pasará las vacaciones en su casa, en Pamplona. «Suelo ir algunos fines de semana y ya me he acostumbrado a esto», reconoció y tardó poco en sincerarse: «Es un caos, pero al final te acabas apañando. Creo que en la nueva estación estará todo mejor organizado».
En la acera, había que sortear a los transeúntes y frente a las taquillas de las compañías se extendía una fila inmensa. «¿Para cuando quiere el billete?», preguntaban los empleados de las compañías y la respuesta era siempre la misma: «Para hoy». «En una ciudad grande como Bilbao, esta estación se queda pequeña y es poco útil», opinaba Guillermo Larrayoz, que pasará unos días en San Juan de Luz. Lleva dos años en la villa, estudiando Ciencias Políticas y espera ver pronto en funcionamiento la nueva Termibus. «Dijeron que estará acabada la próxima primavera, a ver si es verdad...».
Los dos años que lleva en funcionamiento la estación provisional han colmado la paciencia de algunos usuarios. José Quintero era tajante: «Es estrecha y está a la intemperie. Es una vergüenza». Otros eran algo más optimistas y entienden que la espera merecerá la pena. «Aunque las obras avanzan con una lentitud extrema», señalaba otro usuario.
La mayoría aprovechaba ayer para disfrutar de la espera al sol. «Aún me queda media hora de espera...», calculaba Duane Cuadrado, que viajaba a San Sebastián. Se maneja bien en la estación provisional aunque reconoce que no siempre es fácil: «Hay un poco de caos. Lo bueno es que la nueva estación tendrá más capacidad y una mejor entrada y salida para los autobuses».
La nueva Termibus también ayudará a aligerar el tráfico de la zona, donde a primera hora confluyen los autobuses, los camiones de las obras y los usuarios de las 1.500 plazas de garaje de las viviendas próximas. Mientras, la estación provisional salió ayer airosa de su última prueba de fuego con grandes dosis de paciencia entre usuarios y trabajadores.
La obra
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2020 En primavera de ese año está prevista la apertura de la nueva estación central de autobuses que se construye al lado de las dársenas provisionales.
150 trabajadores se afanan en construir la nueva estación
Las obras de la nueva Termibus cumplen con el calendario previsto. El Ayuntamiento de Bilbao asegura que los trabajos de la nueva estación avanzan «a buen ritmo». Los trabajos comenzaron en verano de 2017 y pasaron su fase más dura con el vaciado de más de 290.000 metros cúbicos de tierra, que salía en camiones cada dos minutos. En diciembre, la mitad de los pilares estaban construidos y se llegó a cota cero. Actualmente, 150 personas trabajan a diario en su construcción y el Consistorio confía en que la próxima primavera los usuarios podrán disfrutar de una estación con más capacidad y parking para 500 turismos.
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