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Otra estación en la recámara
La Intermodal reserva doce dársenas en la planta -4 para dar respuesta al crecimiento de tráficos que augura el tirón turístico y el aumento de la movilidad interna
Sabe usted qué es mejor que una estación intermodal en el centro de Bilbao? Dos estaciones intermodales en el centro de Bilbao. La sucesora ... de la vieja Termibus fue inaugurada el viernes y eso ha constituido la noticia más importante de la semana, del mes, del año y quizás de esta década en lo tocante a infraestructuras en la ciudad. Misión cumplida. Una estación a la altura de una urbe que ha pegado un revolcón –a mejor– en los últimos tiempos.
Pero es que Bilbao sigue avanzando. No en población, que ahí pinchamos porque, con suerte, mantendremos el número de vecinos durante los próximos años. Pero sí vamos a más en desplazamientos: más turistas, más transporte público... Si el viento sopla a favor, más actividad económica también. ¿Y si se nos queda pequeña la Intermodal? Eso no va a ocurrir. Las 30 dársenas que funcionan en la planta -2 tienen capacidad para soportar los picos de tráfico conocidos ahora. Y más, incluso. Pero es que, además, se ha reservado un espacio adicional para crecer. No es un rincón anecdótico. Es como otra estación. Más pequeña, con doce dársenas. Pero capaz de incrementar proporcionalmente la capacidad de asumir tráficos.
Está en el fondo del agujero, en la zona reservada para el parking que comenzará a funcionar en unas semanas. En el nivel -4. La mitad de esa planta no tiene techo. Es decir, en la -3 no hay suelo. No se ha forjado con el ánimo de dejar altura suficiente para que ese espacio pueda operar como lugar de tránsitos para autobuses. No ahora, que va a utilizarse solo como zona de regulación; como sitio al que desviar autocares para que esperen su turno cuando la -2 esté a pleno rendimiento. Pero en el futuro, si hace falta, podrá ser un apéndice más de la terminal actual.
¿Hay previsión de que eso ocurra? Parece que sí. Ya el viernes, primer día de funcionamiento, se superaron las previsiones elaboradas en base a los movimientos de hace un año por estas fechas: hubo 25.231 viajeros frente a los 23.970 esperados, y 1.097 autobuses en vez de los 1.034 con los que se contaba. Aún así, todo discurrió con tranquilidad. Igual que ayer, segundo día en servicio.
Existen varias claves que permiten avanzar más movimientos en el futuro. Primero, por el turismo. Bilbao lleva un lustro viendo como crece de manera incesante el número de visitantes. Cada año se bate un récord. En 2018 se llegó a los 932.771, lo nunca visto antes. Y en lo que va de 2019, hasta el pasado octubre, el repunte ha sido del 8%. El turismo nacional es mayoritario, y Madrid y Barcelona suman casi la mitad de quienes eligen la ciudad para pasar unos días. En fin, gente que, en parte, venga en autobús. Al menos, hasta que no haya TAV.
Más negocio
Hay que añadir a esto, además, la apuesta de Bilbao por el sector MICE: los congresos, ferias, citas empresariales, etcétera. El año pasado hubo en la ciudad 1.376 reuniones de este tipo, en las que participaron 207.000 personas. Equipamientos como el BEC o el Euskalduna, ayudados por las administraciones, están empeñados en que la cifra siga creciendo.
En cuanto a la movilidad interna, también estamos en evidente progresión. Bizkaibus, el operador que acapara más de la mitad de los servicios en la Intermodal, encadenó en 2018 tres años al alza y alcanzó los 28 millones de viajeros. Eso es producto de la recuperación económica, pero también de la pujanza del transporte público. ¿Seguirá? Las políticas de movilidad en Bilbao pretenden que sí. Las trabas al coche cada vez van a ser mayores porque se va a extender la OTA a los barrios que ahora son utilizados como aparcamiento por foráneos que luego toman el metro para viajar al centro; cada vez hay más peatonalizaciones, se quitan aparcamientos en superficie... Incluso es recurrente el debate sobre la posibilidad de implantar un peaje para acceder al centro de la ciudad, aunque este es un futurible más dudoso. En cualquier caso, todo anuncia que el transporte público irá a más.
Y más aún con una Intermodal que, a efectos de movilidad, es una bendición. Porque tiene conexión directa y subterránea con la estación de San Mamés, donde se juntan el metro y el tren; está junto al tranvía; cerca de puntos de préstamo de bicis públicas... Si a la gente se le ponen las cosas fáciles se sube al transporte público.
Aprender todo el rato
Esa es la idea. Ponérselo fácil. De hecho, en los dos días que han pasado desde el estreno de la Intermodal ya se han detectado posibilidades de mejora. Cosas que a nadie se le ocurren hasta que llegan los primeros problemas. Por ejemplo, retirar las pantallas que están sobre los tornos de acceso informando sobre salidas y llegadas de autobuses, porque están provocando que muchos usuarios se queden pendientes de ellas, e interrumpen el paso hacia los accesos. Así que la idea es llevárselas a otro lugar. O instalar relojes: no había ni uno en la estación, y ya se han pedido. O permitir a la gente acceder a la zona de embarque con más antelación que los quince minutos actuales: visto que el aforo de esa 'pecera', de más de 600 personas, tiene margen de sobra, se está pensando en autorizar el acceso incluso media hora antes. Es lo que tiene hacer algo nuevo: no se deja de aprender.
Mejoras en marcha
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Encargados los relojes Uno de los aspectos que más llamó la atención en el estreno de la Intermodal es que no había ningún reloj en un lugar donde el tiempo es tan importante. Ya están encargados.
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Cambio de pantallas e encuentran sobre los tornos de acceso informando sobre horarios de llegada y salida de autobuses. Muchos viajeros se quedan frente a ellas y taponan el paso. Se ubicarán en otro sitio.
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Espejo para chóferes Se va a instalar en la planta -2, donde las dársenas, para mejorar la visibilidad de los conductores que lleguen para ver a los que están maniobrando en la zona.
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Mejor señalización Para que quienes salgan de los tornos sepan exactamente por dónde tienen que ir para acceder al metro y al tren.
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Acceso más generoso Visto que la zona de espera tiene capacidad de sobra (más de 600 personas) se está planteando autorizar el acceso con más antelación de los 15 minutos actuales.
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Usuarios guipuzcoanos La semana que viene habrá un sistema para que Vodafone tenga cobertura y funcionen las expendedoras de Lurraldebus.
Las claves
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Zona de ampliación Ocupa la mitad de las plantas reservadas a parking y ahora será usada para aparcar autobuses
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Sostenibilidad Las restricciones al coche previstas en la ciudad juegan a favor de un crecimiento de Bizkaibus
Un repaso
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La Intermodal. Entró en servicio el viernes tras más de dos años de obras. Tiene cuatro plantas subterráneas que suman 45.000 metros cuadrados y capacidad para siete millones de viajeros al año.
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Punto de encuentro. En la planta -1 está la cafetería, el pasillo que va a la estación de San Mamés (donde está el metro y el tren) y los tornos para acceder a las dársenas, que están en el nivel inferior. A ellas hay que acceder con título de transporte con código QR o con la tarjeta Barik. Un funcionamiento similar al del aeropuerto.
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Dársenas stán en la -2. La isla que hace de zona de embarque está acristalada y aislada de los autobuses. Las puertas sólo se abren cuando el vehículo está listo para salir.
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Aparcamientos El parking, con capacidad para 500 coches, ocupa la mitad de las plantas -3 y -4, y se abrirá entre mediados y finales de diciembre. La otra mitad, con doce dársenas, es para zona de espera de autobuses o para operar en el futuro si la estación se queda pequeña.
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