Maroto lleva al PP a una marca histórica en Vitoria

Maroto será alcalde cuatro años más. Con el 99,4% del voto escrutado, el candidato del PP repetirá como regidor en Vitoria después de conseguir una incontestable victoria, conseguida a pesar del desplome general del PP en el resto de España y los malos resultados en Euskadi, lo que le refuerza, y mucho, a nivel interno. Maroto ha salvado los muebles del PP vasco y ha conseguido el apoyo de más de 35.400 ciudadanos (nada menos que 3.100 más que hace cuatro años), lo que le dejará 9 concejales, los mismos que los conservadores vienen consiguiendo en la capital vasca desde hace 16 años. No son en ningún caso mayoría absoluta (establecida en 14, inédita en Vitoria) ni siquiera suficiente para gobernar con tranquilidad (necesitará tejer acuerdos, como en la legislatura que termina), pero sí holgada para recoger de nuevo la makila de alcalde.

En Vitoria gobierna tradicionalmente el candidato más votado por la imposibilidad de que la oposición articule una mayoría absoluta para impedirlo. Con los datos de esta noche, se antoja complicado que ocurra. Requeriría un pactro a tres (EHBildu, PNV, PSE, que alcanzaría los 15 escaños) porque ni siquiera una entente de izquierdas (EHBildu con PSE, Sumando e Irabazi -13 escaños en total-) le sería suficiente. Y no parece probable que los jeltzales entren en una aventura dr otorgar el poder municipal a Bildu cuando en Gipuzkoa han jugado la carta contraria y ambas formaciones están inmersas en una dura pugna por la hegemonía en el nacionalismo.

Las elecciones municipales de este 24-M han dejado a EHBildu como segunda fuerza en la capital alavesa (era la cuarta), con 6 concejales (los mismos que tenía) y una mejora de dos puntos en su porcentaje de voto, lo que le convierte en la principal formación de la oposición. La coalición abertzale ha obtenido casi 3.500 votos más que hace cuatro años, lo que parece revalidar su mensaje de campaña, menos centrado en el soberanismo y más en la crisis económica, sus efectos en las personas y la "corrupción cero".

Tercero será el PNV, que ha perdido un concejal (5, tenía 6) y se deja unos 1.500 votos por el camino, un duro varapalo para el portavoz Gorka Urtaran, que fracasa en su segundo intento de recuperar la Alcaldía vitoriana para el nacionalismo jeltzale. Cuarta queda el PSE, que ha logrado cuatro concejales, dos menos que hace cuatro años y ha perdido más de 5.000 votantes. Es la gran perdedora de la jornada en la capital alavesa.

El Ayuntamiento de Vitoria se abre también a dos nuevas formaciones. Sumando, la marca de Podemos en Vitoria, entra con una representación muy discreta, dos ediles. Irabazi, la coalición de Ezker Anitza y Equo, logra 1 concejal.

Maroto, se ha llevado el gato al agua en una campaña atípica. De entrada, porque por primera vez se creía posible, y algunas encuestas daban por hecho, un triple empate entre las tres principales fuerzas, cuando en las últimas legislaturas la victoria parecía decantada hacia una formación o como mucho se preveía una pelea a dos, como ocurrió en 2007 entre PP y PSE o en 2003 entre los populares y los nacionalistas de PNV-EA. Ante esta circunstancia, dos fuerzas optaron por intentar polarizar la campaña en un cuerpo a cuerpo, PP y EHBildu, tratando de arrinconar al PNV y obviar al resto de partidos, con un PSE a la baja y unas pequeñas formaciones (la vinculada a Podemos, Irabazi o Ciudadanos) que han tenido que pelear sin las posibilidades que otorgan las maquinarias electorales de los ya establecidos.

De otro lado, ha sido una campaña atípica en el mensaje, lleno de intangibles (empleo, solidaridad, convivencia, cohesión) y escaso de propuestas concretas de ciudad. El ganador Maroto sí ha perfilado algunas, lo mismo que Urtaran y Larrion, pero sin grandilocuencias en ningún caso. De hecho, el tema estrella de la campaña, lo mismo que en los meses anteriores, ha sido la RGI, las ayudas sociales, el fraude y esa maraña de datos de Lanbide que el regidor Maroto ha sabido rentabilizar.