¿Por qué nos gusta hacer colas para todo en Bilbao?
Somos un caso único, pero no nos importa. Si hay que esperar, aguantamos lo que sea
En Bilbao hacemos colas para todo. Y casi todos caemos en ellas. Lo mismo para llevarnos croquetas a casa que para acceder al último restaurante ... de moda, tomarse un café con sabor a Starbucks. comprar un roscón de Reyes o acariciar y mimar a gatos mientras uno se toma una consumición. No hay modo de eludirlas. Hasta parece que nos gustan.
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Las últimas se produjeron el pasado sábado. La apertura de Blue Banana Brand, la marca de la 'X' y los 'cayetanos', superó todas las expectativas. Provocó colas de 200 metros. Daban la vuelta desde Marqués del Puerto y llegaron hasta la Plaza Moyua. Jamás un aterrizaje comercial había generado tanta expectación. Recordó al entusiasmo que despertó en su día el desembarco de la multinacional Primark.
Cuando alguien llega a Bilbao se encuentra de todo, menos indiferencia. Lo de Primark fue de ver y no creer. La apertura de la macrotienda en la Torre Bizkaia en mayo del año pasado, desató una histeria consumista y provocó colas nunca vistas en Bilbao. Todo por echar a la cesta prendas y accesorios 'low-cost'. A las siete de la mañana, mucha gente ya se disputaba el honor de ser los primeros en cruzar la entrada al paraíso de lo barato. La Policía Municipal se plantó horas en el cruce de Gran Vía y Alameda Mazarredo para guiar el paso de los transeúntes.
Nunca se han visto en la necesidad de intervenir los agentes, pero son históricas las 'retenciones' que se forman todas las navidades en las tiendas de Lautxo para degustar sus croquetas caseras... De foie, hongos, bacalao, carne, espinacas, gambas y setas, Idiazabal, puerro, roquefort... La gente aguanta carros y carretas y toda la lluvia que caiga encima (sí, en Bilbao antes llovía) con tal de no cocinar en casa. Una conocida hostelera de El Ensanche suele recordar con sorna que mucha de esa gente luego entra a su bar pidiéndole «sírveme rápido, que tengo prisa». Cosas de las colas.
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Roscón de Reyes
Muy cerca del Lautxo, en la pastelería La Suiza se forman colas de abrigo todos los inviernos para llevarse el típico roscón de Reyes. Los clientes tiran de paciencia (no queda otra) para comprar el dulce de nata o crema. O tomarse un café. Como pasó recientemente en la inauguración del local de Starbucks de la Plaza Moyua. No se sabía si la gente estaba parada allí para coger el autobús o probar alguna de sus especialidades. Posiblemente ambas cosas.
Sin ir más lejos, el Día de Todos los Santos, la entrada al primer café de gatos de Bilbao concentró, en la calle Cristo, a multitud de gente para ver, acariciar y juguetear con felinos. En apenas una hora más de medio centenar de clientes pasaron por el novedoso local, donde cobran por tiempo, a 8 euros la hora, aparte de la consumición. Bastante más de una hora tuvimos que esperar (entre los que se encontraba este periodista con otros cuatro colegas) el pasado viernes para dar cuenta de Lula, la nachería de Pozas donde a los clientes no les importa pasar un frío del carajo antes de pillar mesa. Los muy perros 'Paco' y 'Leo' hicieron más agradable la espera.
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Lo de las colas se arrastra desde hace ya mucho tiempo. Dulceida,la bloguera española con mayúsculas, montó el taco hace más de seis años en la visita que realizó a una zapatería del Casco Viejo. Tanto que la tienda se quedó pequeña y las dependientas tuvieron que establecer rigurosos turnos para posibilitar el acceso de sus seguidoras. Las colas dieron la vuelta a la calle Bidebarrieta y llegaron hasta la misma Catedral de la Plaza Santiago.
Nada comparado, en cualquier caso, con el tiempo que hay que guardar en el restaurante neoyorquino del chef Damon Baehrel para pillar reserva: 10 años. Si algún día llega a Bilbao, ahí estaremos los bilbaínos... esperando.
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