Educación cierra el aula de 3 años y condena al colegio Mina del Morro de Santutxu a su desaparición

La escuela tiene en la actualidad 80 alumnos que estudian en el modelo D, de enseñanza íntegra en euskera, y ha registrado una pérdida importante de matrículas en los últimos años. Sin embargo, las asociaciones de padres consideran que las nuevas construcciones de vivienda en la zona de Bolueta harán necesarias más plazas escolares en un futuro cercano. «La intención del Departamento de Educación es abrir más aulas en la ikastola Karmelo o en Briñas, nuestra escuela no entra en sus planes», han señalado fuentes de la plataforma. La ikastola pública se encuentra situada muy cerca de Mina del Morro, mientras que el centro de Briñas también está ubicado en los alrededores.

Las asociaciones de familias del centro y los responsables de Santutxuko Hezkuntza Plataformak comparecerán esta tarde en la escuela para «denunciar la voluntad» del Ejecutivo autonómico «de cerrar Mina del Morro». «Lo que pretenden es dejar morir la escuela poco a poco. El Gobierno vasco primero quita el aula de 2 años y luego el de 3, con lo que curso tras curso se irá vaciando el centro. Además, otros alumnos se marcharán ya porque sus hermanos pequeños no van a poder matricularse en su mismo colegio», han comentado los portavoces del colectivo, que llevarán a cabo una concentración de protesta esta misma tarde.

Educación confirmó este jueves que Mina del Morro no podrá admitir a alumnos de 3 años el próximo curso -como ya ha hecho con los más pequeños de 2-. Sin embargo sus portavoces no precisaron si habrá un cierre definitivo de la escuela o los plazos previstos para que deje de funcionar.

Mientras el centro sufría el goteo de pérdida de niños, la ikastola Karmelo no puede responder a todas las solicitudes. Este equipamiento educativo de titularidad pública estrenó edificio en 2014 casi pegado a las escuelas, tras un traslado desde Santutxu a Bolueta que provocó protestas de padres de alumnos y vecinos a los que no gustaba su nuevo emplazamiento. «Desde su construcción sabíamos que estábamos condenados a desaparecer», comentaba ayer un docente de Mina del Morro, que acoge a un alto porcentaje de niños inmigrantes y de etnia gitana.

La caída de la natalidad ha provocado ya la clausura de varios colegios en Bizkaia. El último en echar la persiana ha sido Txomin Agirre de Ondarroa, del grupo de centros Diocesanos, en 2019. Dos años antes dejó de funcionar La Milagrosa de Barakaldo y en 2014 cerraba por problemas económicos el colegio Ibaigane de Deusto, también concertado, cuando en sus aulas tenía 280 alumnos.

Las escuelas públicas también soportan la sangría de niños aunque no se habían producido cierres en los últimos años. Un movimiento ciudadano similar al que han emprendido los vecinos de Santutxu, lo llevaron a cabo en 2011 la asociación de familias de Otxarkoaga y la organización Iniciativa Gitana para tratar de mantener el colegio público Lope de Vega, el tercero en la zona desde hacía dos décadas.