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Unos Juegos peculiares

Igor Barcia

Lunes, 15 de agosto 2016, 08:36

Una de las cuestiones que más está llamando la atención con la llegada del atletismo son las peculiaridades de estos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en relación a las tradiciones. En particular un par de aspectos, como que el estadio olímpico carezca de pebetero o que el maratón no llegue al mismo, para desarrollarse en zonas turísticas de la ciudad.

Reconozco que en los Juegos me gusta lo clásico. Por eso me cuesta entender todas las novedades introducidas en Río. Para empezar, que la ceremonia de inauguración y clausura se desarrolle en Maracaná, y no en el estadio donde se llevan a cabo las pruebas de atletismo. El lugar que se escogió para la fiesta inaugural y encendido fial de la llama olímpica que debe estar presente durante los Juegos es un templo del fútbol, y más en Brasil, pero considero que los Juegos son otra cosa. Por eso me cuesta entender que la llama olímpica no aparezca por ninguna parte en el recinto donde se desarrolla el atletismo...

Segunda cuestión, la moda que parece crecer sobre desarrollar las pruebas de marcha y el maratón lejos del propio estadio. Decía July Takacs en una reciente entrevista que su especialidad parece a veces marginada en los programas, y que en estos Juegos no iban a tener siquiera la oportunidad de hacer la entrada triunfal al recinto principal. Y lo mismo sucede con el maratón. La imagen de las atletas llegando al Sambódromo con las gradas semivacías no me parece la mejor imagen para una prueba tan emblemática como los 42,195 kilómetros en unos Juegos.

Ya sucedió en Londres hace cuatro años, cuando se varió la idea original para hacer un recorrido por los lugares más representativos de la ciudad y una llegada alejada del recinto olímpico, porque los organizadores decidieron que lo mejor era aprovechar la prueba para recorrer y que se vieran las zonas más representativas de Londres. En Río ha sucedido lo mismo, que el maratón se ha convertido en el vehículo perfecto para mostrar a través de la televisión las excelencias de la ciudad. Y me parece genial la idea de unir atletismo e imagen turística. Pero que eso no suponga perder el clasicismo de los Juegos. ¿Hay algo más emocionante para un maratoniano que la entrada al estadio olímpico?

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