Exigen medidas para reducir la brecha salarial en las conserveras
La diferencia entre las mujeres y hombres que realizan el mismo trabajo llega hasta los 1.000 euros anuales
Mirari Artime
Viernes, 17 de octubre 2025
El sector de conservas y salazones de pescado de Bizkaia es una industria clave para municipios de Busturialdea, como Bermeo, así como de Lea Artibai, especialmente para Ondarroa y Berriatua donde trabajan alrededor de 600 personas, de las que el 60% son mujeres.
Un reciente estudio llevado a cabo por el sindicato ELA y presentado tanto a LAB como a CC.OO y UGT y a la patronal constata la necesidad de corregir las desigualdades de género que se registran en esta actividad como punto de partida de la renovación del convenio colectivo, cuyas negociaciones se reanudarán a finales de mes.
Los datos recogidos alertan de una brecha salarial de hasta 1.000 euros anuales que se produce entre las mujeres y compañeros suyos que desempeñan tareas muy similares. «La causa de dicha diferencia deriva de la falta de reconocimiento del trabajo desempeñado por el colectivo feminizado», detalla.
En esa misma línea, subraya que han identificado que «la distribución de las ocupaciones se da de forma desigual respondiendo no a capacidades de las operarias, sino a roles de género, siendo ellas las que ocupan los puestos de baja cualificación».
El informe también saca a la luz los bajos salarios de las mujeres «al situarse muy por debajo de la media industrial de Bizkaia y en muchas ocasiones muy cerca del salario mínimo interprofesional fijado en 15.600 euros anuales». Como consecuencia, «coloca a muchas en una situación de vulnerabilidad económica con alto riesgo de pobreza laboral», advierten.
Contratos temporales
El retrato de las conserveras además ha puesto el foco en que son ellas las que peores condiciones laborales soportan al desempeñar principalmente tareas manuales de procesamiento, limpieza y envasado del producto. «Altas temperaturas y niveles de humedad que, junto con los movimientos repetitivos constantes que realizan causan enfermedades profesionales que en la mayoría de los casos no son reconocidas».
El informe, que presenta una visión general y reconoce la posibilidad de particularidades entre las empresas, destaca la baja representación femenina en cargos directivos, puestos de toma de decisiones y de supervisión.
También se suman la rigidez de los horarios y la ausencia de medidas de conciliación «lo que dificulta aún más las posibilidades para formarse de cara a optar a promociones profesionales, aunque la parte empresarial asume una menor disponibilidad de las mujeres, es decir, tienen menos tiempo», subrayan.
El análisis indica que muchos de los contratos son temporales y a tiempo parcial. «Asimismo, se incumplen los calendarios laborales previstos, lo que aumenta de forma significativa la falta de estabilidad de las plantillas, y los contratos fijos discontinuos se aplican sobre todo en las categorías más feminizadas».