Bilbao derribará 222 viviendas de El Peñascal y realojará a los inquilinos

Hace siete décadas, un río y unos pocos caseríos formaban la bucólica estampa del Peñascal. Pero desde mediados de siglo, la explosión demográfica de la villa, entonces llena de industrias hambrientas de mano de obra, hizo que las laderas se poblaran de chabolas levantadas con nocturnidad y el esfuerzo de sus inquilinos. La riada de 1983 destrozó el hogar de dos tercios de los 10.000 habitantes. Ahora no llegan ni a la quinta parte los vecinos que residen en un entorno «cada vez más degradado».

El Ayuntamiento, junto con el Gobierno vasco, prepara allí la mayor operación de regeneración en un barrio de la ciudad, afirman ambas instituciones. Se derribarán 76 edificios –222 viviendas– y se reconstruirán 209 pisos para realojos. La operación exigirá una inversión de 40 millones, de los que las arcas municipales abonarán aproximadamente la mitad, y dará continuidad a la que se desarrolla actualmente en Iturrigorri-Gardeazabal, donde se tirarán casi un centenar de casas por carencias constructivas y se gastarán otros 19,5 millones.

El Peñascal se siente acreedor de una deuda histórica. Los vecinos viven rodeados de los escombros de las inundaciones sobre los que creció la vegetación, y han enterrado con sus propias manos las tuberías de abastecimiento y otras canalizaciones. Hay callejuelas impracticables y escalones llenos de verdín, que patinan si llueve o hiela. Un auténtico infierno para los que envejecen en el barrio. Los más mayores pasan sus últimos años sin poder salir de casa y, en algunos casos, los servicios de emergencia se ven incapaces de acceder a las viviendas encaramadas en la ladera, como reconoce el Ayuntamiento.

La operación en el Peñascal iba a limitarse a derribar 70 edificios, pero al final, se ha decidido ejecutar «la alternativa más ambiciosa, que prevé demoler hasta la última vivienda que no tiene garantizada la accesibilidad», explica el concejal de Planificación Urbana, Asier Abaunza. Es decir, todas las que se encuentran en segunda y tercera línea de la carretera y muchas que están al borde de la misma, pero en las que no hay posibilidad de instalar ascensor o deben dejar lugar a nuevos bloques.

El Ayuntamiento ha tenido tres reuniones con los vecinos, y el 76% de los 200 afectados que respondieron a una encuesta dijeron 'sí' a la operación. El planteamiento es ejecutar el proyecto por fases, aunque Abaunza admite que podría dilatarse hasta 15 años. El Gobierno vasco espera finalizarla antes, que los últimos afectados estén realojados en 2029.

«Es la solución definitiva para los problemas del barrio, donde muchas casas están en la ladera y solo disponen de acceso por las escaleras o no están en unas buenas condiciones», explica el viceconsejero de Vivienda, Pedro Jáuregui. Uno que, según los vecinos, se está convirtiendo «en más marginal que popular, porque aquí hay casas de 30 metros cuadrados, los alquileres son bajos y está viniendo la gente con menos recursos de Bilbao. Antes nos conocíamos todos, ahora ya no. Hay sensación de inseguridad y falta de limpieza».

Las tareas no podrán empezar hasta 2020, cuando entre en vigor el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao, aunque antes comenzarán los trámites. El viceconsejero espera que en 2022 esté ya construido el primer bloque que servirá para realojar a las primeras 85 familias afectadas de Peñascal, un edificio junto a la carretera, en Iturrigorri. Mientras, se seguirá con las expropiaciones para realizar derribos de otras viviendas del barrio. En la medida en la que se vaya librando suelo, se irán construyendo otros bloques que albergarán otros 88 pisos que podrán ser habitados en 2024.

El Gobierno vasco pretende que las últimas 36 familias entren en sus nuevos pisos del Peñascal en julio de 2029. El coste de levantar los 209 inmuebles será de 22 millones, aunque recuperarán «algo» porque los propietarios del Peñascal que vayan a permutar su vivienda por el piso nuevo que les ofrezca el Gobierno vasco deberán pagar, en la mayoría de los casos, una diferencia. «Se creará un barrio nuevo». Un nuevo Peñascal.