Bilbao aspira a lograr la neutralidad climática en solo cinco años

Pretende reducir un 80% las emisiones respecto a 2005 y sumarse a una red europea de ciudades referentes que da acceso a fondos europeos

Lunes, 1 de diciembre 2025, 00:21

Aunque los vecinos del Bajo Nervión – comarca en la que se encuadra Bilbao–siguen respirando el peor aire de Euskadi, la capital vizcaína ya ha ... reducido en un 57% sus emisiones de dióxido de carbono desde 2005, según el inventario que realiza la empresa Naider para el área municipal de Movilidad y Sostenibilidad. Gracias, en buena parte, a un mayor consumo de energías renovables. Ahora Bilbao aspira a formar parte de la Misión de Ciudades Inteligentes y Climáticamente Neutras en 2030, un proyecto europeo para acelerar el cumplimiento de los acuerdos de París en las urbes, en el que ya participan Zaragoza, Soria o Vitoria, por ejemplo.

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Para ello, ha presentado ante representantes de ayuntamientos que forman parte de la red un acuerdo climático en el que se compromete a alcanzar la neutralidad en solo cinco años, reduciendo en un 80% las emisiones respecto a 2005, a razón de unas 89 kilotoneladas de C02 al año. Algo que la Unión Europea exige a los aspirantes pero que ya preveía en su Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible. El otro 20% serán compensadas mediante sumideros naturales. Este objetivo pretende ser un «pacto de ciudad» y deberá ser ratificado por agentes económicos y sociales, como empresas, universidades y asociaciones. Después, la obtención del sello de ciudad Misión dará acceso a fondos verdes, tanto estatales como europeos –e incluso privados– para ejecutar proyectos de sostenibilidad. «Es una oportunidad para Bilbao», asegura Víctor Trimiño, director de Sostenibilidad.

Entre otras medidas, el acuerdo climático plantea reducir las emisiones de la industria y de las plantas de valorización y tratamiento de residuos en Bilbao.

La dirección de Sostenibilidad iniciará ahora una ronda de contactos con empresas «estratégicas» para que se sumen al proyecto, lo que también les daría acceso a financiación europea. «No se trata solo de reducir las emisiones de los servicios públicos, si no de la ciudad en su conjunto. Es avanzar en el camino de la neutralidad climática junto a empresas y agentes sociales y colaborando con otras ciudades», con las que se podrán compartir iniciativas innovadoras para la transición ecológica. Muchas firmas podrán sumarse con diferentes grados de adhesión. Algunas cuentan con sus propios planes de neutralidad. «Otras podrán comprometerse a realizar un inventario, a reducir emisiones o a compensarlas», explica Trimiño.

Rehabilitar el parque de pisos

Además, el acuerdo climático propone seguir electrificando la movilidad y aumentando el transporte público, medidas que pueden reducir hasta un 40% los gases. También a seguir rehabilitando el parque residencial y a sustituir las calderas contaminantes, a desplegar comunidades energéticas - las que comparten una instalación fotovoltaica- y el autoconsumo en viviendas y en edificios por la ciudad, especialmente en las zonas más vulnerables. Y el Ayuntamiento trabajará «para dinamizar la construcción de edificios de consumo casi nulo».

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Se trata de medidas similares a las solicitadas por la primera Asamblea Ciudadana del Clima de Euskadi, conformada por 50 bilbaínos elegidos al azar, que pidieron dar impulso a la transición energética en la ciudad mediante, por ejemplo, ayudas públicas. Para vigilar el cumplimiento de sus recomendaciones, se creará un comité entre participantes y el área de Sostenibilidad, que se reunirá dos veces al año.

Más árboles, parques, fachadas y azoteas verdes

Para que la propia naturaleza sea capaz de compensar en cinco años una buena parte de las emisiones, se apostará por el «reverdicimiento» a través de bosques en plena ciudad, corredores que conecten los parques urbanos y el anillo verde y azoteas y fachadas con vegetación. Así, aumentarán los parques y el arbolado en la ciudad, se ejecutarán proyectos de regeneración ecológica en la Ría – como los planteados aguas arriba del puente de San Antón o en Punta Zorroza– y la rehabilitación de suelos degradados, como en el antiguo vertedero de Artxanda. Se actuará, según el plan, en entornos de colegios, residencias y barrios con baja cobertura vegetal y el diseño urbano pasará a incorporar el confort climático como criterio clave.

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