Bidegorris seguros y conectados, la receta holandesa para que la bici triunfe en Bizkaia
El experto Robin Kleine explicará hoy en el Euskalduna el milagro del pedal en los Países Bajos y cómo exportar este modelo al territorio
En los Países Bajos hay más bicicletas que personas (18 millones frente a 17). El 65% de los habitantes de Amsterdam pedalea a diario ... para acudir a su trabajo. El 35% de los desplazamientos son en bici. El coche ha quedado relegado a un segundo plano, con el 20% de la tarta. Estos son algunos de los datos que han convertido a Holanda en una referencia ciclista a nivel mundial. Robin Kleine conoce bien la revolución de las dos ruedas. Ha asesorado a un buen número de ayuntamientos y ciudades para fomentar una movilidad racional y sostenible. La consultora para la que trabaja, Mobycon, tiene sucursales en Estados Unidos, Canadá, Alemania o Reino Unido. Hoy estará en el Euskalduna (09.15 horas) para ofrecer una conferencia sobre el milagro de los Países Bajos, en el marco de unas jornadas organizadas por la Diputación.
La transición hacia un escenario en el que el vehículo privado deje de ser protagonista es uno de los propósitos que se ha fijado la institución foral. En los últimos meses, el diputado general, Unai Rementeria, ha insistido en la necesidad de apostar, en este orden, por el transporte público, la bicicleta y «la zapatilla». Kleine cree que el ejemplo de Holanda puede ser útil en este camino. «No conozco a fondo lo que se está cociendo en Bizkaia, pero hay proyectos que en mi país han triunfado y que aquí podrían ser viables».
El consultor holandés pone el acento, sobre todo, en las infraestructuras. Está convencido de que si se construyen itinerarios ciclistas y bidegorris «seguros», preferiblemente segregados del tráfico, «aunque hay que ver cada caso», es cuestión de tiempo que los ciudadanos se lancen a conquistar este nuevo territorio. «Lo verdaderamente decisivo para cambiar el modelo actual es lograr una red de cierto tamaño y bien tejida, así como su interconexión con los medios colectivos, el metro sobre todo».
Esta semana, Kleine ha recorrido alguno de los caminos ciclistas existentes en el territorio. También ha conocido alguna de sus carencias. Por ejemplo, pudo comprobar cómo no existe una conexión directa entre Bilbao y las dos localidades vizcaínas más pobladas (Getxo y Barakaldo). Para el experto holandés, unir los diferentes tramos de bidegorri, darle continuidad a la red, ha de ser «la prioridad». Y cree que la Diputación está en el buen camino para lograrlo. «Este asunto se está tomando en serio y se viene trabajando bien en los últimos tiempos». Claro que estos dos proyectos para unir ambas márgenes con la capital vizcaína no dependen de forma exclusiva de la institución foral. Los ayuntamientos también tienen competencias urbanísticas, lo mismo que el Puerto, titular de los terrenos de Erandio que podrían ayudar a culminar el rompecabezas.
Las claves
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Meteorología y orografía. Para el experto holandés, estos dos factores típicamente bilbaínos «son una mala excusa» para no pedalear. «En Holanda hace más frío y llueve parecido. El eje de la ría es llano y ya hay bicis eléctricas».
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Aparcamientos. Además de bidegorris, Kleine apuesta por habilitar parkings de bicicletas, sobre todo en lo que se conoce como 'última milla', los alrededores del metro. En Holanda se usan bicis baratas por el temor a los robos. «Ahora se está persiguiendo al que compra material sustraído».
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Exenciones fiscales. Partidario de la reducción de impuestos en la compra de material ciclista, el consultor también cree que se debe premiar a aquellas empresas que contribuyan a que sus empleados acudan en bici a su puesto.
Efecto contagio
Kleine estima que Bizkaia tiene potencial ciclista. Asegura que el mal tiempo es «una pobre excusa, porque existen impermeables». A su juicio, tampoco la orografía es un problema. «Hay bicis eléctricas y, además, el Gran Bilbao está vertebrado a partir de la ría, cuyas orillas son llanas».
El consultor lanza un mensaje optimista. «En muchos lugares de Holanda, sólo con convencer al 10% de los conductores hemos logrado descongestionar los cascos urbanos, mejorar la calidad del aire y aumentar los ingresos del comercio local». Y la lista de beneficios, «si uno mira también al fondo del asunto», es aún mayor. «Los ciudadanos están más sanos porque hacen deporte y respiran una atmósfera limpia, se refuerza su autoestima, se genera empleo...».
Aunque asegura que «la clave» está en habilitar infraestructuras, el consultor holandés ve con buenos ojos también iniciativas como el alquiler de bicicletas de Bilbao. «Nosotros no tenemos servicio de préstamo, porque todo el mundo tiene una», dice. No obstante destaca dos aspectos. Por un lado, el efecto contagio: poner bicicletas en la calle invita a otros ciclistas a sacar la suya; por otro, que los vecinos puedan probar una eléctrica ayuda a popularizar esta herramienta y que se compren más unidades. Kleine cree que Bizkaia está en esas primeras pedaladas titubeantes que da todo ciclista cuando arranca, pero está seguro de que el fenómeno cogerá una inercia «imparable». Es cuestión de tiempo... «y de infraestructuras».
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