Sanitarios de ambulancias sufren tres agresiones en zonas de ocio de Bilbao
Emergencias de Osakidetza solicita una reunión con la Ertzaintza y la Policía de Bilbao para pedir la presencia de patrullas en zonas conflictivas
«Dejamos al paciente y salimos corriendo hacia la ambulancia. Nos querían linchar porque decían que habíamos tardado en llegar». «Casi me estrangula cuando ... le dije que si volvía a escupir en la ambulancia se iba fuera. Pasó de no poder con su alma a ser Satanás». «Estaba ebrio, cuando fuimos a levantarle, me hizo un esguince en la muñeca y a mi compañera le pegó una patada en la cara». Los técnicos de emergencias sanitarias, formados para ayudar y atender a personas heridas o con problemas de salud, se convierten en ocasiones en víctimas. Casi cada uno de los 200 profesionales que trabajan en las ambulancias de Bizkaia puede relatar algún ataque. «Las agresiones físicas son menos habituales por suerte, pero escupitajos, amenazas de 'te voy a matar', zarandear la ambulancia... es el pan nuestro de cada día», protestan.
En lo que va de mes se han denunciado tres agresiones a sanitarios en zonas de ocio en Bilbao, lo que ha desatado la alarma en el colectivo. El pasado día 3 de diciembre, dos trabajadores de ambulancias acudieron en solitario a un domicilio de un enfermo psiquiátrico en el barrio de Ibarrekolanda, después de que se les rechazara la protección policial. El morador guardaba en el piso un auténtico arsenal de armas, que fueron después decomisadas por la Ertzaintza. Generalmente, los ataques se producen en zonas de ocio a manos de personas bebidas o drogadas durante las madrugadas de los fines de semana y festivos, o bien en casas de enfermos mentales. El pasado día 9 se produjo una de ellas, cuando una pareja de sanitarios acudió al polígono Santa Ana de Bolueta, donde se ubica una discoteca, para asistir a un joven que no respondía. El paciente se revolvió contra ellos cuando le reprocharon que escupiera en el interior del vehículo médico. Agarró del cuello a la mujer y empujó hacia atrás al compañero que acudió a defenderla. Ambos resultaron heridos con contusiones y contracturas. «Hoy ha sido la primera noche que he podido dormir y a la tarde tengo cita con el psiquiatra», explicaba ayer la afectada, que sigue de baja desde entonces y ahora se encuentra en rehabilitación. El pasado día 22 se repitió la escena en el mismo lugar con otros dos técnicos sanitarios. Uno de ellos lleva el brazo en cabestrillo por una fractura del dedo pulgar y aún no sabe qué secuelas le pueden quedar.
Falta de efectivos
Hartos de que «la organización no haga nada», ayer se convocó de forma espontánea a través de las redes sociales una concentración en las escaleras del centro coordinador de Txurdinaga, como protesta por este incomprensible repunte violento. Asistieron medio centenar de profesionales, algunos de ellos con escayola o de baja y en tratamiento psicológico por las consecuencias de agresiones.
La dirección de Emergencias de Osakidetza, que se confiesa «profundamente preocupada por el incremento de las situaciones de violencia que está sufriendo fundamentalmente el personal de la RTSU (Red de Transporte Sanitario Urgente)», ha comunicado al personal que va a mantener una reunión con las empresas concesionarias, entre ellas Ambuibérica, además de con la Ertzaintza y la Policía Municipal de Bilbao para tratar el asunto. Una de las principales demandas de los afectados es la custodia policial cuando acudan a una zona 'conflictiva', y esto no siempre es posible por la falta de efectivos. Se quejan de que el centro coordinador de la Policía autonómica rechaza enviar patrullas cuando las solicitan y les invitan a que primero acudan al lugar y comprueben 'in situ' si existe riesgo. Si se niegan, pueden ser sancionados por denegación de auxilio.
«Existe un protocolo, pero se presiona a la ambulancia para que vaya demasiado a la ligera a atender a gente agresiva, violenta o con problemas psiquiátricos sin apoyo policial», aseguran desde la Federación Sindical de Técnicos de Emergencias Sanitarias (FSTES). «Como esto no se controle, tememos que un día se produzca una situación grave o incluso que maten a alguien», advierten. Proponen que se movilice, además de a la Ertzaintza a la Policía Municipal de Bilbao en los casos de riesgo, e incluso que se dote a los sanitarios de chalecos anticorte y material de seguridad adecuado.
«Me rompieron el dedo pulgar al querer tirarme al suelo»
En la madrugada del pasado 22 de diciembre, a José (nombre ficticio) y a su compañero les llamaron por la emisora para que atendieran a «un ebrio» en el polígono Santa Ana, en una zona situada junto a la discoteca donde las cuadrillas suelen hacer 'botellón'. «Había una patrulla con los rotativos encendidos, pero los agentes estaban en la zona del río atendiendo otra incidencia». Los cerca de 40 chavales de unos 20 años que rodeaban al afectado «se empezaron a poner nerviosos porque decían que habíamos tardado». El chico «no reaccionaba, por lo que intentamos comprobar si respondía a estímulos dolorosos, como pellizcos, y se empezó a poner agresivo. Chilló y sus colegas nos increparon». Los sanitarios tuvieron que salir literalmente corriendo. A José le alcanzaron por detrás. «Me rompieron el pulgar al intentar tirarme al suelo». Una vez en el vehículo sanitario, cerraron los pestillos y apretaron el botón antipánico, pero «empezaron a golpear a la ambulancia y rompieron el espejo retrovisor». Cuando intentaban salir del polígono, «nos tiraron botellas, vasos...». Los sanitarios terminaron la noche en la mutua.
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