La salud le hace un quiebro al RETAbet

Es lo peor que le puede suceder a un equipo que no tiene margen de maniobra económica, a una franquicia que saca chispas a su escasa chequera, apostando todo lo que tiene a que el talento se vea potenciado por las horas de trabajo que exigen Mumbrú y sus asistentes. Prueba de ello es la evolución de Reyes y Dos Anjos. El alero trabaja el tiro tras cada sesión, en ocasiones junto a Javi Salgado. El pívot brasileño le debe ya una fortuna al coach por el extra de tiempo que usa en intentar que ese chasis prodigioso se adapte mucho más al juego.

Desde que arrancó la campaña el doctor Gil ha gastado mucha tinta firmando recetas. Y ojalá con eso hubiera bastado. Rigo se rompió la nariz antes de destrozarse una rodilla. Su baja coincidió con molestias que frenaron a Serron y con algunos problemas de espalda de Rousselle. Toda la línea exterior en algunos choques cogida con alfileres con Brown, que vino de más de medio año parado como única pieza sin daño. También se perdieron clases Reyes y Zyskowski. Y lo citado al inicio, Hakanson y Balvin acabando, muy a su pesar, de hacerle un roto a los planes del entrenador. Y que se quede en eso. El base sueco trabajó en el postpartido junto al preparador físico. Se ha despedido del virus y se da por casi segura su presencia mañana ante el Estudiantes. El pívot checo lleva un par de días de prueba en prueba para verificar el estado del tobillo que se dañó jugando con la selección checa en la ventana FIBA.

Quien ya no volverá a vestir el uniforme del conjunto bilbaíno es Moses Kingsley. El pívot nigeriano viajó ayer a Atenas donde el lunes pasará el reconocimiento médico para incorporarse a la disciplina del AEK de la capital griega. El acuerdo para rescindir su contrato estaba apalabrado y por ello aunque entró en la convocatoria contra el Andorra no fue utilizado. Es lo que le faltaba al RETAbet, que en este tramo cenizo de su presente se hubiera lesionado el jugador africano, cuya marcha era condición imprescindible por razones económicas para la llegada de Regimantas Miniotas.

Además, su permanencia en Bilbao podría haber acabado siendo tóxica. Se podría escribir un tomo con las situaciones enquistadas provocadas por jugadores que no cuentan para sus clubes y se niegan a cambiar de aires o no lo pueden hacer porque no hay ofertas por ellos. No se ha llegado, ni mucho menos, a esos extremos. Entre otras cosas porque el pívot está en manos de Quique Villalobos, un agente que siempre ha tenido un trato exquisito con el Bilbao Basket.