Ettore Messina y Zeljko Obradovic. E. C.
Análisis

Dos maestros hartos de sus jugadores

Martes, 2 de diciembre 2025, 00:00

Semana de malas noticias en el baloncesto europeo. Los dos entrenadores más carismáticos del continente deciden abandonar sus equipos tras una mala racha de resultados. ... Tratándose de Obradovic y Messina, no queda duda que la decisión es propia, meditada y consecuencia de no encontrar la motivación para que el grupo de jugadores den el rendimiento necesario.

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Creo que Zeljko tenía 29 años cuando fue seleccionado para el equipo de Yugoslavia. No pertenecía al grupo de la élite, pero era un 'dos' sólido. El presidente del Partizan, donde jugaba, le ofreció el equipo con la condición de renunciar a la selección y a seguir jugando. No lo dudó. Colgó las botas y en menos de un año recogió su primer título europeo.

Siempre he tenido sintonía con Zeljko. De nuestro juego nos gusta el jugador, su crecimiento y su mejora. Siendo seleccionador yugoslavo me invitó a un 'clinic' en Belgrado. Tras mi charla, vi un entrenamiento con los jugadores más listos de la historia del baloncesto balcánico. En la cena le comenté que en el Madrid no entrenaba de la misma manera, a lo que me contestó con ese castellano que se come artículos y preposiciones: «Jugadores españoles, tontos. Necesitas decirles por dónde cortar. Estos saben, solo hay que animarles».

Ettore es diferente, estudioso, detallista y recto. Cuando algo no le cuadra no duda. Sospecho que esta es la causa de su abandono en Milán. Hace algunos años, siendo entrenador del Madrid, tomó la misma decisión. Pasadas 48 horas, tomamos un café y charlamos mucho de baloncesto y de más cosas. Recuerdo que le comenté que no había llegado a comprender a los blancos, que para los madridistas son importantes los dirigentes y los jugadores, que los entrenadores son simples kleenex que participan, pero nunca pertenecen. Su contestación fue clara: 'No me he equivocado en la decisión'.

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Una noche cenábamos Marcelo Nicola, Iriarte, Pablo y yo. A Marcelo nunca le apasionó entrenar y estaba jugando a las órdenes del italiano. Le pedí que definiera a Messina. Se quedó pensando unos momentos y nos dijo: «Un H. P. en la pista y un caballero fuera. Después de haberte matado durante dos horas y una vez duchado, te pregunta qué libro estás leyendo y al día siguiente te trae otro». Cualquier entrenador que realmente lo sienta, no encontraría una definición que refleje mejor la relación entre buenos profesionales.

Es posible que estos dos grandes maestros les cueste aceptar un importante cambio en la sociedad. La capacidad de seducción de los preparadores, los médicos y todas las profesiones que traen consigo un esfuerzo de concentración y respeto está en dificultad. Les decepciona que, sintiendo el respeto de clubes, directivos y aficionados, la cuadrilla de jugadores carezca de la más mínima profesionalidad. En los equipos es bastante con que dos o tres jugadores se comporten mal para que el grupo quede destruido. No podemos aceptar que entrenadores de de estas características nos dejen. A un gran técnico veterano de la NBA le preguntaron que hasta cuándo iba a ser entrenador. «Lo seré cuando vuelva a una universidad. Ahora solo soy un jefe de personal», contestó.

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