Una ametralladora desde el perímetro

El Baskonia ha batido este domingo su récord de triples anotados en una partido ACB: 17. Los mismos que ya conseguió en 2010, precisamente también contra Estudiantes, pero con un intento menos. Fue un récord coral. Hasta ocho jugadores acertaron con el mortero. Y podían haber sido nueve, porque el 0 de 3 intentos de James tampoco es habitual.

Decía el inimitable Oscar Smith Becerra aquello de «para qué me voy a acercar más si desde aquí ya la meto». Lo del astro brasileño era una excusa festiva bastante endeble para su jogo bonito y la manía de lanzar desde casi medio campo. Este fin de semana Stephen Curry, con su triple ganador ante los Thunder, ha demostrado que tenía razón. También el madridista Sergio Llull, aunque el suyo fue uno de esos tiros desesperados desde el campo propio que la fortuna conduce hasta el aro. De hecho, el baloncesto moderno, en el que el triple es más importante cada día, también apoya la obviedad de que de tres en tres se suma más rápido que de cualquier otro modo. Por eso no es raro que los equipos tiren casi tanto desde más allá de los 6,75 que desde posiciones cercanas a la zona. Sin ir más lejos, Baskonia ha lanzado esta jornada 34 veces de 2; solo tres más (31) de las que lo hizo del 6,75. Con ese número de intentos, a poco que se afine la puntería, tampoco es llamativo que se batan los récords. Con el 55% de acierto del Laboral Kutxa frente a los colegiales, pronto veremos caer el registro.

Quién sabe si la ausencia de Bourousis tendrá algo que ver, aunque lo lógico es pensar que si. Con menos presencia en el poste, el juego del equipo pivotó hacia el perímetro. No obstante, lo realmente objetivo es la inmaculada actuación en la larga distancia de Hanga (2/2), Tillie, Blazic y Mamadou Diop (1/1 cada uno de ellos). El festival lo completaron Causeur (2/3), Bertans (3/6), Corbacho (2/5) y Adams (5/9). En el caso de Hanga, además, hay que resaltar su partido perfecto en el tiro. Doce puntos, anotando todos sus lanzamientos, que le llevaron a 18 de valoración (el mejor junto a Adams) a los que añadió tres rebotes y dos asistencias. Las diez primeras jornadas de Liga, en las que no logró acertar desde el 6,75 ni una sola vez, ya son solo una anécdota para el húngaro.