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N o me digan que no tiene cierto retintín comprobar que poco antes de llegar al final de un trayecto, te encuentras un repecho final ... de esos que te absorben del todo el poco aliento que te queda. Quienes hacemos ejercicio deportivo sabemos de qué estamos hablando. Es cierto que el trayecto tiene su parte placentera –por llamarlo de alguna manera– pero cuando esperas el final, este último esfuerzo de más suele cuando menos ser poco atractivo. Quieres acabar y ya.
A falta de dos jornadas para acabar esta Liga regular de la ACB, aún quedan cosas por decidir, como las tres últimas plazas para el play off y si finalmente Covirán Granada será quien acompañe a Leyma Coruña en el descenso de categoría. El resto de equipos, entre los que se encuentra Bilbao Basket, apenas tiene nada en juego salvo terminar positivamente la temporada, apurando su último repecho.
Acabar bien resulta fácil de decir, pero siempre complicado de hacer. La tensión competitiva está relacionada con 'tener algo en juego', te mantiene en alerta, pero si hay poco aliciente suele revertir en tu contra. Cierto es que te puede liberar de alguna presión añadida, pero no deja de ser un pequeño impedimento para rendir como se debe.
Me imagino estos últimos días al equipo técnico que lidera Jaume Ponsarnau, su entrenador, plantear pequeños retos, incorporar algunos objetivos más concretos, dar paso con más minutos a determinados jugadores, probar alguna variación que aporte ese plus de concentración y rendimiento deportivo colectivo, para afrontar estos últimos días. En esta temporada del Bilbao Basket que siempre será recordada en estos 25 años de su historia por su triunfo en la FIBA Europe Cup, este final de temporada tiene algo especial para mantener los rasgos que ha permitido al equipo competir de manera especial a lo largo de este período.
A Jaume Ponsarnau le importa el colectivo, es de esos entrenadores en búsqueda del equilibrio constante, defensa/ataque, exterior/interior, ritmo/pausa, juego estructurado/libertad en las decisiones, experiencia/bisoñez. Quizá por eso planteó mantener una estructura base del año anterior y elevar el listón del grupo con nuevas incorporaciones que ciertamente han mejorado las prestaciones del equipo a lo largo del año: más anotación, mejor defensa, más solidez y esa capacidad de lo inesperado y fugaz para tener más alternativas en el juego. Destacan jugadores, claro, como Pantzar, De Ridder, Hlinason y los 'nuevos' Frey, Jones, Abdur-Rahkman, Dragic, Gielo y Cazalon, entre otros.
Este bloque que ha construido Ponsarnau tiene en sí un juego que trata de unir las diversas virtudes de sus grupos con las debilidades del equipo rival. Es un equipo versátil y adaptable a las circunstancias de cada partido y con esa virtud táctica que te da reconocer en qué puntos puedes ser superior al rival. Estilo propio sí, pero un estilo que muta y cambia en función de lo que hay sobre la pista. Quizá su mayor crecimiento haya sido saber que pueden ser igual de competitivos de determinadas maneras y comprobarlo en sus partidos. Le quedan dos partidos para igualar su temporada pasada en ACB, es su repecho en este final de Liga, motivo suficiente para poder afrontarlo con ilusión y juego. tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.
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