Peppe Poeta da ánimos a sus jugadores durante un duelo de Euroliga. E. C.
Salto inicial

Cambio de ciclo

La renuncia de Messina al banquillo y la llegada de Poeta han dado paso a una versión del Milán más sonriente y natural en las decisiones, sin grandes aspavientos

Viernes, 5 de diciembre 2025, 00:11

De etapas y ciclos está nuestra vida llena, repleta. Quien pensara que la vida es un continuo cambio, que lo es, no es solo eso ... sino que hay momentos que se expanden como si tuvieran una bisagra en medio y obligan a tomar otra forma y dirección. Piense en su vida, su paso por sus estudios, su pareja o parejas, sus ciclos profesionales, familiares, etc.

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Por Milán el inicio de esta temporada tomó un año más tintes renovados, en cuanto a la plantilla se refiere. Ettore Messina no acertó con aquel equipo pasado y eso que estaba sobrado de experiencia, calidad y cierto físico aliñado con toques jóvenes que podría parecer que por fin volvería a cumplir las expectativas. Pero no fue así, y este año de nuevo resto y sumó en las mismas dosis: experiencia, con Lorenzo Brown, Guduric y Dunston; físico, con Dunston y Booker, y talento con Ellis y Sestina, manteniendo una estructura común de la temporada anterior con Brooks, Mannion, Tonut, Bolmaro, LeDay, Shields y Nebo. Vista la plantilla, uno vuelve a decir aquello de 'pintaza' -otro año más-, pero parece que no está siendo así.

La época de entrenador de Ettore Messina es ya historia, no así su puesto de dirigente en la organización milanesa. Peppe Poeta llegó como asistente y ahora toma las riendas con una sonrisa contagiosa que nos hace reflexionar sobre el papel de los entrenadores en el basket profesional de hoy. Digamos que ese 'estar a gusto' o 'estar a disgusto', más allá de los resultados siempre claves, son las sensaciones de cambio las que están tomando últimamente otra serie de tintes en el equipo. Menos aspavientos, más naturalidad en las decisiones y cierta complicidad entre la pista y el banco, algo que se exige en proyectos estables. El pasado no existe, el futuro se construye en el día a día, así que mejor que lo hagamos de la mejor manera posible, puede ser una de esas frases que resuenan en el vestuario del Armani Milán.

El problema una vez más es que siempre son las expectativas las que marcan el listón, y ahora con Messina en la grada observando el baloncesto con otra mirada, parece que el equipo se ha liberado de esa presión del nombre para trasladarse a la del Juego. Y es que este Armani Milán ha decidido que jugar con naturalidad es mejor remedio que soportar una mochila en la espalda de la que no puede librarse con facilidad. Poeta quizá por esa cercanía a su reciente pasado como jugador, siente que más allá del esfuerzo y mostrarse obligadamente competitivos, es también preciso hacerlo desde ciertas dosis de positivismo, diversión y facilitar más que imponer. De momento, en tres de sus partidos esta nueva mano se nota.

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Shavon Shields toma el mando con firmeza, y cede un trozo a Leday, para que ambos con más experiencia en Milán puedan romper esa tela de araña en la que se estaba convirtiendo el equipo. Ahora, con el talentazo de Ellis, la mano de Brooks, la velocidad e intensidad de Bolmaro, la calidad de Guduric y el físico de Booker, Nebo y Dunston, el equipo mira más hacia delante en las transiciones que no a los lados del 5x5. Es cierto que la experiencia siempre aporta mejores decisiones -teóricamente- en el juego en estático pero lo es más que en este juego que la Euroliga nos está brindando, todo aquello que sea jugado a toda pista y a mayor velocidad toma mejores prestaciones que el estático. Este es el principal cambio de Poeta. Ahora queda estabilizar este ciclo y que se convierta en nuevo tiempo pero eso está claro que es tarea conjunta del nuevo entrenador y su misma plantilla.

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