Aplastante Baskonia

Carlos Pérez de Arrilucea

Domingo, 14 de octubre 2018, 16:44 | Actualizado 20:26h.

Comenta

Todavía quedaban reservas en la bodega desde donde se lanzaron los proyectiles triplistas que acribillaron al Zalgiris en su propia cancha el pasado viernes. Aún le quedaba al Kirolbet Baskonia munición de grueso calibre para terminar la semana a lo grande. En el traslado de Kaunas a Fuenlabrada, el arsenal quedó sellado y el depósito de la intensidad permaneció inalterable. Y en la hora de saltar al parqué de menudo pabellón Fernando Martín, la escuadra azulgrana apenas varió la fiereza respecto a su reciente versión continental. El flojo espíritu del oponente fuenlabreño hicieron el resto.

Eso sí, lo que tampoco cambió, e incluso experimentó una sensible mejora, fue la precisión letal que convirtió al Baskonia en una apisonadora ofensiva a partir de su acierto en el lanzamiento triple. Fueron 19 tiros anotados de 34 intentos desde más allá de 6,75. Un demoledor 55 % de puntería y unos registros que permitieron al conjunto vitoriano igualar su récord de triples anotados en un partido en la máxima categoría. Demasiado veneno para el Fuenlabrada, que parecíó un equipo no solo derrotado sino también entregado demasiado pronto.

El plantel vitoriano no necesitó forzar ninguna situación con el esguince de tobillo de Vildoza. Mientras, en las filas fuenlabreñas se registraba la baja de última hora de Nogueira. El 'Fuenla' se quedaba sin su gran reclamo interior debido a un problema muscular. Desterrado de la NBA, el brasileño ejerce hasta el momento de fichaje de impacto pero su destino no es otro que salvar a su actual equipo de la falta de consistencia de un juego interior anónimo y desdibujado. Un poderío ínfimo ante la agresividad equilibrada de Ilimane Diop, la seriedad reboteadora de Voigtmann o la intimidación de Poirier. Cemento y calidad para dar solidez bajo los tableros e incluso para contrarrestar el peso en apariencia más liviano de Shengelia, cómodo en el disfraz triplista y en el de catalizador de juego. El georgiano inicia la temporada sin grandes exhibiciones estelares, como quien madura su momento para para destacar. No fue imprescindible este domingo en la cancha del Fuenlabrada e incluso vivió algunos momentos de desorientación que mandaron al banquillo en el último cuarto. Nada grave. Llegarán en breve momentos mucho más comprometidos para el capitán azulgrana y sus compañeros. En realidad, ya están a las puertas; con la inminente llegada al Buesa Arena del Olympiacos y la posterior visita a la cancha del Real Madrid.

Mientras se acercan las grandes contiendas continentales, el Baskonia fue bastante más que un equipo cumplidor cuando tuvo que adecuarse a la rutina de la Liga ACB en el feudo de Fuenlabrada. Los azulgranas no mostraron señal de resaca ni propósito alguno de relajación, como su el fantasma de la no tan lejana derrota en Burgos impusiera también el afán de rectificación. La puesta en escena del conjunto vitoriano fue rigurosa su tensión defensiva, generosa en el despliegue de energía y, sobre todo, inspirada.

Fue una combinación mortífera que convirtió el partido en un acontecimiento instantáneo. El choque se paró a los 104 segundos de juego. Un marcador de 0-10 forzaba a Agustí Julbe a gastar su primer tiempo muerto. En un pestañeo, Hilliard había clavado dos triples para después culminar un contraataque tras una recuperación de balón mientras que Diop había sumado sus primeros dos puntos en un palmeo una vez abierta la huella en la lucha por el rebote ofensivo. El Baskonia estaba plenamente despierto y los fuenlabreños recibían su primer toque de atención. No hubo receta posible para contener el vendaval vitoriano, con el escolta de Pennsylvania incontenible en su festival de tiro lejano y Voigtmann y Diop en modo capitanes generales de la pintura.

El alemán se sumó a la exhibición triplista con su único acierto de la tarde desde la distancia para fijar un marcador notorio (2-23, minuto 8). Los vitorianos parecieron enfriarse un poco tras la discutible antideportiva señalada a Huertas, pero ya no había forma ni de parar la apisonadora visitante ni el profundo estado depresivo en el que se veía sumido el Fuenlabrada. El primer cuarto se cerraba con un desmesurado 8-31, pero el segundo se abría con otra ráfaga demoledora de un Baskonia que jugaba ya a placer, amparado en una puntería exterior estremecedora mientras el Fuenlabrada rebuscaba un mínimo de orgullo para encontrar a un solitario Marko Popovic.

El escolta croata luchaba frente a un Baskonia implacable, capaz de redoblar su capacidad de fuego para ampliar su dominio hasta un 25-63 al descanso. Ni el paso por los vestuarios hizo que los azulgranas se dieran un respiro. La brecha siguió aumentando a lo largo del tercer capítulo, cerrado con un 42-90 y llegó a su holgura máxima con el 58-110 a escasos segundos de la conclusión. Para entonces, ya había debutado el canterano Miguel González para anotarse el decimonoveno triple de los baskonistas en la que fue su primera victoria de la temporada en el frente liguero.