Dubái emerge como candidata a la Final Four de la Euroliga esta misma temporada
La opción de Kaunas se desvanece después de que el Gobierno deseche la financiación del evento
La Final Four 2023 de la Euroliga sigue sin una sede confirmada. Estambul parecía la favorita hasta hace un par de meses, Kaunas germinó a ... finales de verano con los cambios de dirigentes y ahora Dubái lidera la carrera para albergar la mayor cita del baloncesto continental, según el periodista Donatas Urbonas. Su alta capacidad de inversión la convierte en una de las opciones más atractivas para las arcas de los clubes y la competición, especialmente con ya un margen de maniobra reducido a menos de siete meses del evento.
La capital de los Emiratos Árabes ya estaba dispuesta a pujar fuerte en futuros años por el evento y la invitación de un equipo local a cambio de un patrocinio lucrativo. Una extensa representación de la directiva de la mejor competición continental, con representantes de todos los clubes accionistas (Félix Fernández por parte del Baskonia), visitó Dubái hace dos semanas y negoció con el gobierno local varios acuerdos de patrocinio que se seguirán tratando en el futuro.
Sin embargo, el imprevisto de que Kaunas pierda muchas de las papeletas que la situaban como sede ha hecho que los dirigentes se replanteen agilizar su apertura de fronteras hacia Oriente Medio. El lunes, el gobierno lituano anunció su rechazo a proporcionar un millón de euros adicional para recibir la que sería la primera Final Four de su historia en un país que acuna el baloncesto como una religión y en un pabellón perfectamente adaptado para dichas citas, el Zalgirio Arena (capacidad para 15.442 espectadores), como ya demostró en el Eurobasket de 2011 para el que fue inaugurado.
Dubái, que ya se había postulado para acoger la Final Four durante tres ediciones consecutivas en el futuro, cuenta con el Coca Cola Arena, levantado en 2017 y con capacidad para 17.000 aficionados como otro de sus puntos fuertes para la elección junto a su conglomerado de aeropuerto, hoteles y demás instalaciones que estarían totalmente financiados.
Más complicado lo tendrían los aficionados de los equipos clasificados y demás aficionados europeos. Al largo y costoso desplazamiento, habría que sumarle el alto nivel de vida de la ciudad emiratí, con lo que el viaje no sería apto para todos los bolsillos sin una subvención. Todo en un contexto que da visibilidad y sanea la imagen a uno de los países con mayor índice de incumplimiento de los derechos humanos, algo que desde hace años parece obviar el mundo del deporte.
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