Paolo Galbiati da indicaciones a Hamidou Diallo, uno de los más destacados del encuentro. Igor Martín
Baskonia 94-98 Trieste

El Buesa Arena cata un Baskonia a medias

Un bloque azulgrana con notables bajas y la patente necesidad de endurecerse en defensa se presenta ante un público expectante

Miércoles, 24 de septiembre 2025, 16:47

Los jugadores y técnicos no son los únicos que deben coger el ritmo tras las vacaciones. También a un pabellón con las dimensiones del Buesa ... Arena le lleva su tiempo desperezarse. Han pasado más de tres meses y medio desde aquella derrota contra el Real Madrid que enterró el proyecto de Pablo Laso. Mucho ha cambiado ese Baskonia. Pero uno de los pocos paralelismos con lo vivido en los primeros compases del curso pasado es la expectación azulgrana con el inquilino del banquillo.

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Mientras el marcador central del recinto se resistía a abandonar el color negro, señal de apagado, que lució durante todo el choque y el animado 'speaker' afinaba la voz en busca también de los trucos para identificar pronto a todos los azulgranas y rivales presentes en el encuentro, fue la figura de Paolo Galbiati la que más alteró la calma de un Buesa Arena que se reencontraba con su equipo. El italiano es dueño de una de esas personalidades magnéticas que se ganan con suma facilidad la atención de los demás.

El nuevo entrenador del Baskonia apareció desde el túnel de vestuarios vestido con polo blanco, chándal negro de pantalón largo y unas llamativas zapatillas azules. Un uniforme con el que ya dirigió un calentamiento en el que adoptó un rol muy activo, con pases y defensas a jugadores varias decenas de centímetros más altos. El glamour de los trajes tendrá que esperar a que haya victorias serias en juego. Pero el poliéster no puede esconder la energía del italiano, empeñado en conectar lo antes posible con la afición. Por eso se dejó querer, con brazos en alto, saludos y aplausos para agradecer el caluroso recibimiento de un pabellón aún a medio gas con 4.521 hinchas.

Entre ellos, sobre todo, una mezcla de expectativas y paciencia. Ganas de catar un equipo que se presenta enérgico, con afán de proponer un baloncesto tan atrevido como atractivo, pero también una hinchada consciente de que el Baskonia actual está aún lejos de eso. Se nota la carga de la pretemporada, que muchos azulgranas se conocen desde apenas un mes y que varios de ellos siguen pendientes de debutar. Sedekerskis y Howard arrastran molestias, a Kurucs y Diakite aún les queda y Luwawu-Cabarrot tampoco tuvo minutos esta vez por enfermedad. Así que hubo presencia para la cantera con Royo, Khatiashvili y Joksimovic. El jovencísimo esloveno volvió a mostrar trazas de jugador a tener en cuenta. También se dejó ver, aunque sin minutos, el recién llegado Markquis Nowell, todavía de calle tras haber llegado poco antes desde Estados Unidos.

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Manos en las rodillas

Galbiati rotaba, buscaba sus quintetos y también pegaba algún grito en el banquillo en los tiempos muertos. Su chaqueta, entonces, yacía hacía rato en una silla. No le gustaba lo que veía, a veces tan cerca como incluso desde el mismo parqué, a escasos metros de la jugada, con las manos sobre las rodillas. Su equipo corría a ratos, pero también mostraba una preocupante endeblez crónica en defensa sin solución aparente. Más allá de que todo lo sucedido antes del inicio oficial de la pretemporada no tiene mayor valor que el de mero escaparate, la versión defensiva azulgrana en la presentación ante su público dejó muchos más escépticos que convencidos.

El recibimiento a Galbiati, que correspondió con aplausos y gestos de cariño, fue el más caluroso

El paso adelante del equipo en el último cuarto, sumado a la energía de un Diallo que se mostró como el más entonado de los fichajes y la arenga de Galbiati a una grada enchufada, dio al menos cierta emoción al tramo final. Pero la victoria deberá llegar este jueves en el derbi.

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