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Ocurrieron muchas cosas este jueves en San Mamés. Iñaki Williams jugó su partido 160 consecutivo en la Liga, debutó Iñigo Vicente, Unai López marcó ... en propia puerta, el Cádiz compitió con nueve durante 28 minutos y ganó por primera vez en La Catedral, vieja o nueva, el Athletic fue incapaz de remontar un partido con dos jugadores más y de paso estableció un triste récord: encadenó cuatro derrotas ligueras seguidas en su campo por primera vez en sus 122 años de historia, según avanzó la cuenta de Twitter Adurizpedia. Todo salió mal, desde la puesta en escena hasta el juego y el resultado.
No hay por dónde coger el partido, incomprensible, difícil de digerir por la pobre respuesta del equipo ante un recién ascendido que consigió sin tampoco partirse el alma defender el 0-1 sin Akapo y Negredo, expulsados por doble amarilla. El Athletic fue un conjunto plano, lento, sin ritmo, falto de ideas y desafilado una vez más en los metros de la verdad, donde apenas tiró con bala. «En superioridad numérica se abren más espacios y se llega con más opciones. Lo intentamos por fuera, por dentro, colgando centros... No hubo manera», dijo un serio Iker Muniain nada más consumarse el desastre. «A ellos hay que darles su mérito también. Cerraron los espacios», concedió el capitán, quien quedó señalado al igual que Williams al ser sustituido por Garitano justo cuando tocaba buscar la remontada. Pues bien, el técnico entendió que no eran los adecuados para intentarlo y les cambió a la hora de juego, cinco minutos después del gol en propia puerta de Unai López, quien quiso impedir que el pase de Lozano llegara a Jonssson.
El Athletic no pudo este jueves con el Cádiz y sumó su cuarta derrota consecutiva en la Liga en San Mamés. Nunca había pasado antes, ni siquiera durante el bienio negro. La serie comenzó en la nueva normalidad, cuando los rojiblancos cayeron primero contra el Real Madrid (0-1). Unos días más tarde repitieron frente al Sevilla (1-2) y el Leganés, luego descendido, dio la puntilla a las aspiraciones europeas de los bilbaínos (0-2). Anoche llegó la cuarta muesca tallada por un recién ascendido. Lo que más daño hizo no fue caer ante el conjunto andaluz, sino la forma en la que se consumó el desastre.
Tras el paso por los vestuarios, Akapo vio la segunda amarilla por pisar a Dani García. Tarjeta justa que conllevaba expulsión. Era el minuto 48. En el 57, una buena jugada de Lozano por la banda izquierda -Núñez quedó retratado en la acción- acabó en autogol de Unai López. 0-1 con uno menos. Solo entonces el Athletic reaccionó. Williams cabeceó un balón al palo, Yuri casi encontró el empate de un potente disparo que se marchó fuera y Sancet tampoco logró marcar tras una buena acción de Vicente. Entonces Negredo simuló un penalti y vio su segunda cartulina. Minuto 70. Pues bien, desde entonces y hasta el 98 -es lo que duró el partido- los rojiblancos solo crearon una oportunidad de verdad con un tiro de Raúl García.
«Con dos más tampoco pudimos aprovechar la superioridad», lamentó Muniain. «Una lástima no haber podido sacar los tres puntos, ni siquiera uno. Es un golpe duro perder en casa, pero tampoco podemos ser más pesimistas de la cuenta», aconsejó. «Hay que levantar la cabeza, volver a entrenar y el domingo meternos en la pelea con el Alavés en el derbi». La buena noticia es que solo cabe mejorar porque peor no se puede jugar un partido.
Iñigo Vicente no pudo celebrar su estreno con el Athletic con un buen resultado. «Lo único positivo de este partido es el debut», dijo este jueves el extremo, contento por haber cumplido un sueño y herido por lo que se vio en el terreno de juego. «Desde que expulsaron al primero (Akapo) se metieron atrás y nos costó. Con el segundo (Negredo) era un querer y no poder. Todos los balones que metíamos rebotaban», analizaba el de Derio, quien protagonizó varias jugadas interesantes nada más salir. «Tenía ganas de este día, llevaba esperándolo mucho tiempo. Lástima de la derrota», comentó el hombre que anoche se convirtió en el jugador 624 en defender la camiseta rojiblanca. Pero lo hizo en silencio, sin público. «Un debut así te deja un poco frío. Con toda la gente que suele venir... La afición del Athletic es la mejor del mundo». La echó de menos.
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