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Dani García cumplirá 35 años este sábado y en el último lustro de su carrera ha ganado una Supercopa y una Copa con el Athletic, ... un logro que no duda en calificar de «histórico», y acaba de apuntarse un doblete liguero y copero con el Olympiacos. «El camino es largo y si las cosas tienen que llegar, llegan». El centrocampista atiende la llamada de EL CORREO desde Grecia, donde apura las horas antes de hacer las maletas para volver a Bilbao y luego marcharse de vacaciones. Estará el domingo en San Mamés para despedir a su amigo Óscar de Marcos, con el que compartió el vestuario durante seis temporadas, encantado con su nueva vida en Atenas que no para de sonreírle. Una disculpa perfecta para charlar con el centrocampista, quien acaba de renovar por una temporada más con el club de El Pireo.
El de Zumarraga dijo adiós al Athletic después de la gabarra. Tras seis campañas y 195 partidos como rojiblanco decidió probarse por primera vez en el extranjero, concretamente en el Olympiacos de José Luis Mendilibar, al que ya tuvo en el Eibar. Eligió de maravilla porque un año más tarde presume de títulos, minutos, experiencias y hasta de inglés. «He mejorado mucho porque soy un tío que no tiene vergüenza y no me da miedo cometer errores». Reconoce que Grecia le imponía «respeto» al principio porque dejaba un vestuario que era una familia para meterse en otro que era una Torre de Babel, con 27 futbolistas de 14 países diferentes. Cuando entró se encontró con profesionales de Nueva Zelanda, Nigeria, Noruega, Honduras, Turquía, Ucrania... «Cuando llegué, pues cada uno iba más a su bola, nada que ver con Bilbao, pero terminamos haciendo muchos planes juntos y un gran grupo. Ahí están los resultados», dice Dani García.
Confiesa que se ha convertido en el organizador oficial de cenas. «Al principio íbamos siete y ahora vamos 20». Está tan contento en Atenas y en el Olympiacos que «hasta me da pereza cogerme vacaciones». Con el tiempo ha encajado a la perfección y se ha convertido en una de las piezas clave de Mendilibar. El mediocentro guipuzcoano ha clausurado la campaña con 37 partidos: 27 de liga, 6 de Europa League y 4 de Copa para un total de 2.189 minutos. Hubieran sido más de no haber sufrido un problema físico al inicio del curso. «Me lesioné en el gemelo y eso me trastocó un poco. Me costó entrar, pero fui demostrando y acabé siendo muy importante en la segunda vuelta. El año que viene ya veremos... Cada temporada es diferente y habrá que volver a reivindicarse en el campo porque 'Mendi' no regala nada a nadie. Siempre pone a los que cree que son los mejores. Sé lo que quiere y se lo intentaré dar».
Pendiente del Athletic
Dani García define como «inmejorable» su primer año en Atenas, donde además del doblete ha saboreado experiencias enriquecedoras. «El equipo ha dado un nivel muy alto. La pena es que en la Europa League podíamos haber hecho un camino un poco más largo –quedaron séptimos en la liguilla y luego cayeron en octavos–, pero un partido malo contra el Bodo/Glimt lo complicó todo. ¿En el apartado personal? Creo que se ha visto uno de mis mejores niveles. Estoy contento». El exrojiblanco aconseja a los jugadores abrir la mente y probarse en la liga griega. «Está muy bien, competitiva. Además –precisa–, se vive de maravilla».
Y más si acompañan los resultados. En el centenario del Olympiacos, Dani García ha contribuido con un doblete. «Hay que saber llevar la exigencia y el equipo lo ha hecho. En un año tan especial teníamos que ganar la liga sí o sí, y encima hemos levantado la Copa. La gente está muy contenta con nosotros». Cuando se le pide que hable del derbi con el Panathinaikos, el mediocentro lo define con la palabra «caliente». Y añade: «Hay mucho ambiente. Cuando nosotros vamos al campo ya está lleno. Llevan animando una hora antes del partido. Y no solo en los derbis –acota–, sino también en los choques de Europa porque se consideran especiales. Recomiendo venir a uno de estos encuentros. Si nos cruzamos con el Athletic en Champions sería muy bonito».
Es inevitable tratar con Dani García su amor rojiblanco. ¿Le gustaría enfrentarse a su exequipo? «Sí, pero aquí, en Atenas, que vean lo que es esto. Para mí sería más fácil mentalmente jugar ese partido en Grecia que en San Mamés porque me pasaría factura a nivel sentimental». Indica que en el Olympiacos «todo se vive al extremo», las victorias y las derrotas. «Cuando pierdes parece que es el fin del mundo y cuando ganas todo es felicidad». Es justo lo que ha sentido este año tanto en su club como viendo a los leones. «Han hecho un año espectacular, increíble. Ojalá lo repitan». Él también quiere hacerlo con su equipo, encima con el premio de Champions. «He puesto todo lo que tenía para conseguir estas cosas –en referencia a títulos y Europa– y me ha llegado la recompensa».
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