El día que San Mamés descubrió a Sergio Ramos
El central de Camas se estrenó en Bilbao en 2005 ganando por 1-3 con el Sevilla y demostrando su personalidad ante Urzaiz
Jon Agiriano
Miércoles, 15 de marzo 2017, 01:16
El día que San Mamés descubrió a Sergio Ramos, Josu Jon Imaz presidía el PNV y, en una entrevista con este periódico, pedía un acuerdo ... de autogobierno al que se sumaran el PSE y la izquierda abertzale; Rafael Sánchez Ferlosio acababa de recibir el Premio Cervantes; ETA había robado 4.000 kilos de material para la fabricación de explosivos cerca de Poitiers, y Fernando Alonso ganaba carreras en el campeonato del mundo de Fórmula 1. Ha pasado mucho tiempo y han cambiado mucho las cosas, efectivamente, desde aquel 24 de abril de 2005.
El Athletic, que tres días antes había empatado a cero en el partido de ida de las semifinales de Copa contra el Betis en el Benito Villamarín, recibía al Sevilla en un duelo a muerte en la lucha por Europa. Los andaluces, dirigidos por Joaquín Caparrós, estaban tres puntos por delante en la clasificación y tenían un gran equipo. Destacaban tres brasileños que Monchi supo descubrir y contratar con su soberbio ojo clínico para los fichajes: Dani Alves, Baptista y Adriano. Junto a ellos, asomaban la cabeza tres jóvenes promesas de la cantera sevillista: el malogrado Antonio Puerta, Jesús Navas y el último en llegar, un defensa de 19 años que, en su primera temporada en la máxima categoría, estaba asombrando por sus condiciones físicas y, sobre todo, por su tremenda personalidad dentro del campo. Tanta -pensémoslo un poco- como para ser capaz de desmontar una histórica pareja de centrales, la formada por Pablo Alfaro y Javi Navarro, a cuyo paso hacían testamento los delanteros y las madres encerraban a los niños en casa. Era Sergio Ramos.
Caparrós le había hecho debutar la temporada anterior, todavía con 17 años, en un partido de Copa ante el Deportivo. Y estaba encantado con su progresión. El chaval aprendía rápido, demostraba una ambición enorme y no tenía miedo a nada. Lo demostraba en cada entrenamiento. El técnico de Utrera sabía que el joven futbolista de Camas iba a tener en San Mamés un examen muy complicado. Ni más ni menos que Ismael Urzaiz. Con su poderío, el navarro había hecho claudicar a centrales con muchos años de mili, veteranos en todo tipo de contiendas. Y, por supuesto, se había comido a una gran cantidad de jóvenes recién llegados, todavía tiernos. Caparrós, además, no podía contar aquella tarde con Javi Navarro y estaba obligado a alinear como central a otro joven, David Prieto. Pese a todo, no lo dudó. Sabía que Ramos no iba a arrugarse.
La jugada
Ismael Urzaiz también lo supo a poco de comenzar el partido, que tuvo unos prolegómenos festivos con las chicas del Athletic femenino recibiendo en el césped su tercer título de Liga de manos de Ángel María Villar. El Sevilla se adelantó a los seis minutos tras un golazo de falta de Baptista. Las cosas comenzaban a torcerse pronto para el equipo de Valverde, que sufría con la ausencia de Pablo Orbaiz en la medular. Unas molestias en el sóleo le habían dejado fuera y Tiko tuvo que jugar en su lugar. Y no era lo mismo, evidentemente. Los rojiblancos intentaron reaccionar, pero el Sevilla estaba bien puesto y hacía daño al contragolpe. En uno de ellos, Navas hizo la jugada del partido. Del Horno midió mal un cruce y el chaval se fue como un rayo. Tras dejar atrás a Lacruz y a Gurpegui, marcó el 0-2 con un gran disparo. Aranzubia nada pudo hacer. Era el minuto 20.
El partido se ponía muy cuesta arriba para el Athletic. Era el momento de remangarse. El equipo comenzó a buscar su referencia preferida, Urzaiz, que se encontró de repente con una sorpresa desagradable. «Fue en una disputa por alto. Yo iba un poco confiado y me encuentro con que alguien por detrás salta más que yo y me pone las rodillas en la espalda como un animal. Me giro sorprendido y allí le veo, como si nada. '¿Quién coño es este chaval?', me digo a mí mismo. En esa jugada descubrí quién era Sergio Ramos. Hizo un gran partido. No se cortó un pelo», recuerda el delantero de Tudela, que como el resto de sus compañeros sufrió aquella tarde una derrota dolorosa. El 1-3 final alejó al Athletic de los puestos europeos. Valverde lo asumió con resignación. «Este es uno de esos trenes que pasan una vez y hay que coger como sea. Y no lo hemos cogido», declaró en la sala de prensa.
Lo nunca visto
A final de temporada, confirmado como una de las grandes revelaciones de la Liga, el central de Camas fichó por el Real Madrid. A ninguno de los aficionados del Athletic que le habían visto en San Mamés le extrañó la operación. En todo caso, su montante: 27 millones de euros. Una enormidad. Al llegar al Santiago Bernabéu, lo primero que hizo fue elegir como dorsal el número 4, que acababa de dejar Fernando Hierro. Estaba convencido de que podía ser su heredero. Y no es que lo haya conseguido sino que ha acabado por superarlo en el santoral merengue. Sus últimas actuaciones le han convertido en algo más que en un gran capitán. Es ya un ser providencial con sus goles. Urzaiz se quita el sombrero antes los prodigios de Ramos. «Nunca he visto a nadie que entre a rematar con una fe tan ciega. Es increíble. Sobre todo, porque la mayoría de esos goles los está marcan do en los minutos finales, cuando la concentración en los marcajes es máxima y todos están pendientes de él. Lo curioso es que Sergio no tiene un salto increíble como Aritz. Lo que tiene es un 'timing' perfecto y, lo más importante, una fe brutal».
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