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Los aficionados del Athletic y los vizcaínos en general sienten cierto nerviosismo estos días. El sábado puede ser un día histórico. 40 años después, los ... rojiblancos pueden alzarse con un título de Copa. Para que los leones se vean arropados en La Cartuja, miles de aficionados han comenzado a desembarcar en Sevilla. En coche, avión, tren, autocaravana... Hoy, viernes, el aeropuerto de Loiu también se ha engalanado de rojiblanco.
Los jugadores del Athletic sentirán en La Cartuja el aliento de sus hinchas y también de sus familias. Entre los cientos de hinchas que esta mañana esperaban embarcar para Sevillla se encontraba Yolanda Agüera, la madre de Ander Herrera. Nerviosa por la importancia del partido, se mostraba optimista: «Tenemos demasiadas ilusiones depositadas y creemos que este año nos vamos a traer la Copa». También es verdad que, en medio de este ambiente de euforia, «la decepción puede ser mayor» si el equipo cae derrotado.
Yolanda lleva varios días inquieta. Esta pasada madrugada no ha pegado ojo, y teme que hoy será igual: «Todavía me queda otra noche sin dormir, ¡pero si es para ganar merece la pena!». Ella ya ha cumplido con el ritual que repite antes de una cita tan importante. Ha subido a la 'Amatxu' de Begoña «para pedir que nos traiga la Copa, y también para darle gracias»..
La madre de Herrera ya sabe lo que es estar en una final con su hijo en el terreno de juego. Con el Athletic acudió a Bucarest en la Europa League y al Bernbéu en la Copa del Rey. Ambos encuentros, disputados en 2012, se saldaron con derrota para los rojiblancos. «Tengo muy buen ruerdo y a la vez malo», subraya.
En el partido de este sábado en Sevilla, Yolanda estará acompañada por su familia más cercana. Son doce en total. Todos son socios, pero a ninguno le tocó una entrada en el sorteo. Tuvieron mala suerte, pero no pararon de buscar y lograron hacerse con el 'tesoro' más buscado estos días. «Ha sido complicado, pero lo hemos conseguido», subraya.
A pocas horas de que comience el partido, la madre de Herrera dice que ve a los jugadores «contentos», pero también «muy presionados». Con la euforia y con la esparanza de que el equipo puede hacer historia, Yolanda no se atreve a hacer un pronóstico. «No me arriesgo», dice. Ahora es momento de disfrutar y soñar.
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