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El espectacular ambiente de fútbol que vivimos este jueves en Glasgow, un enclave de 600.000 habitantes, con motivo del partido de ida de cuartos ... de final de la Europa League entre el Rangers y el Athletic, es un ejemplo de cómo deben comportarse las aficiones a un deporte que, por desgracia, sufre cada vez más altercados a su alrededor. Lejos de lo que ocurrió hace un mes en Roma, cuando las autoridades locales nos recomendaron a los hinchas bilbaínos que nos abstuviéramos de portar elementos identificativos -es decir, camisetas y bufandas, entre otros- en esta ocasión no había ningún tipo de consejo más allá de evitar una zona cercana al campo y bajar en una parada de metro concreta. De hecho, raro era el visitante rojiblanco que no portaba una seña que le hiciera ser reconocido. Y no pasó nada. Nada de nada. Durante el día, tan solo se produjeron los habituales piques cuando se cruzaban con algún hincha del equipo escocés: 'os vamos a ganar', 'vamos a llegar a vuestra final', y cosas por el estilo. Y eso que la afición del Athletic está hermanada con la del Celtic, el otro equipo de la ciudad, el eterno rival. Pero eso daba igual, fútbol es fútbol.
Desde primera hora de la mañana del jueves, los hinchas del Athletic tomaron -tomamos- Glasgow. Sí, porque las principales arterias eran rojiblancas. Arriba y abajo, bajo un sol que calentaba el ambiente. Algún exagerado comentaba a este periodista: «Me recuerda a Sevilla». Una bilbainada, es cierto, como colocar a la estatua de La Pasionaria -dirigente comunista de Gallarta- una bufanda del equipo, pero la verdad es que el centro, George Square y sus alrededores, se convirtió pronto en el Pozas de Glasgow. Y no pasó nada, nada de nada. De hecho, era habitual que 'supporters' del Rangers, con su camiseta, se pararan a fotografiar y tomar vídeos de la espectacular atmósfera que se respiraba en este trozo de Glasgow que ya ha quedado en el imaginario de la afición del Athletic. Desde bien temprano había cánticos, gente bebiendo cerveza, en perfecta armonía con hinchas locales que compartían terraza y bebida, porque este jueves hubo mucha cerveza: Guiness, Tennents...
Lejos del temor que se vivió en Roma en el partido de ida de octavos, con la amenaza constante de una posible agresión, una posible represalia por lo ocurrido en el partido de la fase de grupos -aquella desafortunada bengala lanzada por un sector de la grada del Athletic a los aficionados locales-, la gente transportada en autobuses y escoltada por la Policía al más puro estilo de una comitiva de un presidente del Gobierno con coches cruzados para cortar el paso, en Glasgow los bilbaínos campamos a nuestras anchas. Sin miedo. Sin tener que esconder la condición de hincha del Athletic. Expresando libremente el amor por los colores rojo y blanco, y muchos con el kint, la habitual falda escocesa. Respeto, ante todo. A medida que se acercaba la hora del partido, los ánimos en George Square subían y más eran los ciudadanos de Glasgow que se paraban a recoger un recuerdo de la exhibición de amor a los colores de los cerca de 3.000 bilbaínos que viajaron al encuentro. Es más, la Policía solo hizo acto de presencia en el lugar sobre las cuatro de la tarde -varios bilbaínos les pidieron una fotografía-, cuando el partido estaba al caer y estaba a punto de comenzar la kalejira.
Ahí se vivió otro ejemplo de civismo. La marcha convocada por Iñigo Cabacas Herri Harmaila recorrió los cerca de cinco kilómetros hasta Ibrox Stadium sin problema. Es más, la gente salía a las ventanas a fotografiar a la serpiente bicolor y los hinchas del Celtic mandaban ánimos a los bilbaínos. «Celtic, Celtic», coreaban las cerca de 2.000 personas sumadas a esta caminata. Vale, hubo tensión cuando los miembros de Herri Norte se sumaron a ella -estos también protagonizaron una provocación al fotografiarse la víspera en un bar de hinchas del Rangers-, pero los organizadores pusieron distancia entre ambos grupos y la kalejira, escoltada por la Policía escocesa, con 70 agentes a pie, un helicóptero y seis caballos, llegó a buen puerto. Es verdad, al pasar alguno de los bares de hinchas del Rangers hubo piques, gritos en contra de unos y otros, pero no pasó de eso: un cara a cara dialéctico y lejano.
La entrada tampoco revistió mayores contratiempos. Fue rápida. De los tres filtros que había que pasar en Roma, se quedó en uno. Exhaustivo, sí, pero solo un cacheo. En el estadio sí hubo más rifirrafes, de grada a grada, solo separada por una red y una doble fila de policías. En el Olímpico de Roma todo fue muy diferente: personal de seguridad por todas las esquinas, una parte muy grande de los asientos reservados al Athletic vacíos para que el espacio de seguridad fuera mayor, e incluso mamparas de cristal para hacer de barrera. Nada de eso se vio en Ibrox, donde los hinchas locales se enfadaron una pizca cuando se quedaron con diez y dirigían reproches a la grada bilbaína. Había respuesta de los visitantes, pero fue un pique dialéctico y gestual que no pasó a mayores; aunque en el penalti fallado a Berenguer ellos, que realizaron un espectacular tifo al inicio y animaron sin descanso, se vinieron arriba y realizaron todo tipo de provocaciones. «Fuck you», salía de sus bocas, respondido desde el bloque rojiblanco. ¿Está mal? Quizá, pero es que en Roma vimos amenazas de muerte de algunos hacia los bilbaínos. Eso sí, al final hubo aplausos entre grupos de hinchas de ambos equipos. Civismo al final de la batalla deportiva.
@elfamosoathleticclub #respect #roadtoglasgow #rangers #athleticclub #elfamosoathleticclub #@Athletic Club @Rangers FC ♬ sonido original - ElFamosoAthleticClub
Y otra diferencia grande con Italia. La salida se hizo diez minutos después de que terminara el encuentro. En el país mediterraneo fueron cerca de 90 minutos, aquí no. Un rato, «va a ser rápido», decía la policía que custodiaba la puerta. Cumplió con su palabra. De nuevo, escoltados hacia el centro de la ciudad, con furgonetas y agentes a pie y a caballo. Para evitar problemas. Hubo momentos de tensión, sí, pero no resultó grave. Porque en Glasgow se vivió un ejemplo de civismo, que continuó este viernes con aficionados de rojiblanco por las calles e incluso comprando en la tienda oficial del Rangers. Sin batallas, sin peleas. «Así debería ser siempre», comentan varios hinchas del Athletic.
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