El favorito Athletic cumplió con el pronóstico
Fue una noche plácida, en la que a pesar de que el primer gol de Dani García como rojiblanco no llegó para sentenciar hasta pasada la hora de juego, nunca se percibió la mínima inquietud por la suerte del partido
A los entrenadores no les gusta que se adjudique el papel de favorito a su equipo. Todos son reticentes a asumir la condición de teórica ... superioridad porque multiplica la responsabilidad y la decepción en caso de fracaso. En realidad, todos los deportistas suelen soslayar los pronósticos favorables. Salvo el legendario Mohamed Alí, que proclamaba «soy el mejor» y anunciaba palizas inmisericordes a sus rivales la víspera de sus combates, en general se impone la humildad políticamente correcta y lo de no hay enemigo pequeño porque, entre otras razones, ya sabemos que el valor del triunfo lo acaba estableciendo el nivel del rival.
Valverde también mostró sus precauciones en su última comparecencia antes del partido. No llegó a prometer sangre, sudor y lágrimas para ganar al colista pero sí advirtió de las dificultades que entrañan este tipo de partidos. Y no le faltaba razón a la vista de los antecedentes. El Almería llegaba con el farolillo rojo colgado a la espalda, pero es que el año pasado el Elche ya llevaba unas cuantas jornadas descendido para cuando compareció en San Mamés, y se llevó los tres puntos que el Athletic necesitaba para entrar en Europa.
En cuanto el árbitro pitó el inicio del partido pudimos comprobar que la diferencia que sobre el papel mediaba entre los contendientes tenía fiel reflejo sobre el césped. Ni siquiera la costalada que se llevó Yeray y le obligó a abandonar el campo a los seis minutos, cambió una coma del guion previsto. El Athletic se hizo con el balón y con el dominio posicional ante un Almería al que se le vieron las intenciones y las limitaciones desde el primer minuto. El gol de Guruzeta a los diez minutos dejó su plan sin sentido, pero el conjunto andaluz fue incapaz de modificar su discurso inicial ante la avalancha que se le venía encima por los dos costados. Los últimos minutos de la primera parte fueron muy significativos al respecto. El Almería recurrió incluso a ralentizar sus saques de puerta en un intento desesperado de ganar tiempo para llegar con vida al descanso.
Pero aunque los andaluces lograron su objetivo como el náufrago alcanza la isla, no les sirvió para recomponerse ante un Athletic que se seguía empleando con más convicción, más energía, ganaba todos los duelos y llegaba por varios caminos hasta la portería rival. Disfrutaban los de Valverde como pocas veces se les ha visto últimamente. Los dos Williams se divertían en las bandas, apoyados por las constantes incorporaciones de Yuri y De Marcos, mientras Sancet, omnipresente, buscaba el gol de todas las maneras aunque no lo encontró hasta el minuto 80. Con Herrera implicado y participativo aprovechando con calidad los espacios que le dejaba el repliegue del Almería, al Athletic solo le faltaron una pizca de fortuna y un poquito de puntería para lograr una goleada de escándalo. Los dos Williams, por ejemplo, merecieron de largo el premio del gol que se les negó a pesar de buscarlo con tenacidad y hasta un punto de virtuosismo en algunas acciones.
El favorito ejerció su condición pasando por encima de un colista que dejó claro que su situación en la tabla no es precisamente fruto de la casualidad. Fue una noche plácida, en la que a pesar de que el primer gol de Dani García como rojiblanco no llegó para sentenciar hasta pasada la hora de juego, nunca se percibió la mínima inquietud por la suerte del partido.
La nota de color la pusieron el árbitro y sus colaboradores necesarios en el VAR. Ninguno vio el abrazo de Kaiky a Nico en el área pequeña cuando se disponía a rematar de cabeza. Fue un penalti monumental, catedralicio, de esos que no discute ni quien lo comete. Fue intrascendente porque el partido estaba más que sentenciado, pero vuelve a poner de manifiesto que el nivel del arbitraje sigue siendo manifiestamente mejorable. Estaría bien que alguien explicara también cómo es posible que en un partido como el anoche en el que el Athletic disfrutaba y el Almería perseguía sombras, las dos únicas tarjetas amarillas se las llevaran Herrera y De Marcos.
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