El gran error de Simón
Nadie es infalible y los errores forman parte de las carreras deportivas, por lo que el portero seguirá jugando sin secuelas
Cuando al final de cada partido la operadora de televisión que lo retransmite otorga el premio al jugador más valioso, a veces se producen nominaciones ... injustas, porque en ocasiones prima más la popularidad de un futbolista, el nombre que tiene de cara al espectador, que la realidad de su juego. Pasa con futbolistas de todos los equipos. De hecho, Nico Williams se ha llevado algún MVP inesperado y, en el Betis, cada vez que juega Isco, los votos se meten en su urna, lo merezca o no.
Pero en el RCD Stadium –que a ver si por fin le ponen un nombre decente–, el premio fue para Roberto Fernández, un jornalero del fútbol, que de juego tal vez no, pero dio una exhibición de fe en la jugada que le valió el gol a su equipo. Presionó con entusiasmo a Gorosabel, que sacaba de banda para el Athletic; volvió a presionar a Vivián, que tenía la opción cómoda de Unai Simón, pero no satisfecho con eso, corrió como un desesperado para presionar también al portero, y ahí encontró el premio del gol y de la nominación como jugador más valioso del partido.
Y consiguió también, claro está, que todos los seguidores rojiblancos de cualquier huso horario se llevaran las manos a la cabeza ante la cantada, en mayúsculas, aunque no se escriba así para respetar el libro de estilo del periódico, del guardameta del Athletic.
Es uno de los errores más graves de Simón desde que es titular, tanto en el Athletic como en la selección
Fue uno de los errores más graves que ha cometido Simón desde que es titular en la portería, tanto de su equipo como la de la selección. Comienzan las comparaciones y hay quien recuerda aquel gol que encajó frente a Croacia en la Eurocopa de 2021 en Copenhague, pero en aquel partido, la jugada partió de una cesión de Pedri que llegaba bastante fuerte, y la pelota le botó justo delante de la bota para colarse en la portería. Fue, tal vez, una falta de pericia, pero frente al Espanyol pareció más una falta de concentración mezclado con un exceso de confianza y un control pésimo. Un desastre, en definitiva. Hay quien llama simonadas a estos errores del guardameta rojiblanco, al que parece que su tranquilidad sobre el césped le pasa factura a veces, pero la realidad es que todos los porteros del mundo tienen en su historial una lista de errores de los que preferirían olvidarse.
Nadie es infalible. Un repaso a todas las imágenes que se conservan del mítico José Ángel Iribar, se pueden observar unos cuántos fallos garrafales, aunque decirlo suene iconoclasta, por no hablar de otros grandísimos porteros. Los errores forman parte de sus carreras deportivas. Sí es cierto que, en el caso de Unai Simón, se han generado una serie de dudas desde que erró también en su primer partido de Liga esta temporada, en Mendizorroza frente al Alavés, sobre todo, tras haber completado una campaña anterior impecable en la que se llevó el trofeo Zamora, pero no es sospechoso el portero del Athletic ni puede despertar incógnitas. Es cierto que el error frente al Espanyol se puede equiparar a aquel de Anoeta en el que recibió un gol por confiarse en un balón lejano y alto que pensó que se iría por encima del larguero, pero siguió jugando sin secuelas a partir de ese día, como seguirá haciendo tras su paso por el campo del Espanyol, porque, además, su compañero Sancet le libró del bochorno completo.
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