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Álex Berenguer se ha convertido en un actor secundario esta temporada. Y no en uno cualquiera sino en uno de los buenos, uno de esos ... que llenan la pantalla y hasta consiguen desviar el foco de la estrella principal, un Walter Brennan, un Thomas Mitchell, un Victor MacLaglen... Alguien así. Es muy probable que al futbolista navarro no le haya gustado mucho ver rebajado el cuerpo de letra de su nombre en las carteleras, pero que haya perdido la condición de titular no significa que haya caído en la intrascendencia. Ni mucho menos.
164 partidos
suma Berenguer como rojiblanco, con 27 goles y 19 asistencias en 4 campañas
Berenguer es el decimotercer jugador del Athletic en minutos en la Liga y el tercer goleador de la plantilla con siete tantos. Y por otro lado -quién puede olvidarlo- es el hombre que hizo historia en La Cartuja materializando el penalti que supuso el título de Copa número 25.
Como es sabido, Berenguer termina el 30 de junio el contrato que le ha vinculado al Athletic durante las cuatro últimas temporadas. Su trayectoria le avala como un buen fichaje. Es cierto que su primera campaña, la 2020-21, fue la mejor con 29 titularidades y 8 goles en Liga, pero en las dos siguientes, aunque rebajó sus cifras goleadoras, continuó siendo una pieza muy importante con 24 y 26 titularidades. En esta última ha aparecido menos. La explosión de Nico Williams, unida a la decisión de Valverde de llevar a Iñaki a la banda derecha y jugar con Guruzeta de delantero centro, le han convertido en una especie de suplente de lujo, un papel que, en principio, también tendrá asignado la próxima temporada en la que contará, además, con la competencia añadida de Álvaro Djaló.
¿Aceptará el exjugador del Torino este rol? Lo cierto es que no se ha prodigado en declaraciones respecto a su futuro, pero sí ha dicho más de una vez que es feliz en el Athletic y que su deseo es quedarse. Ahora bien, hablamos de un futbolista cotizado y que puede recibir ofertas interesantes. Ya se ha hablado del interés del Sevilla y de algunos clubes italianos.
El Athletic tiene que estar alerta. Y se supone que lo estará porque la de Berenguer es una renovación estratégica. Dicho así, parece una exageración, como si estuviéramos hablando de renovar a Nico Williams o Sancet. Pero es que hay que ponerse en perspectiva y ésta no es otra que una temporada 2024-25 que para el Athletic no va a tener nada que ver en lo que a exigencia se refiere con ninguna de los últimos seis años.
Hagamos los cálculos pertinentes en función de lo que ya está asegurado; es decir, la Europa League. Con el nuevo formato los equipos no disputarán una liguilla de seis partidos como hasta ahora sino una de ocho. La primera jornada será el 25 de septiembre y la octava, el 30 de enero. El Athletic también disputará en enero la Supercopa, un mes en el que tendría que comenzar además su andadura en la Copa del Rey, cuyo título como es lógico tendrá la ilusión de revalidar. Imaginemos por un momento que los rojiblancos alcanzan los octavos de la Europa League, cuya final se jugará en San Mamés el 21 de mayo. Los disputarían el 6 y el 13 de marzo.
Y sigamos imaginando un escalón más arriba, hasta los cuartos. Los de Valverde los jugarían entre el 10 y el 17 de abril. Es fácil hacerse una composición de lugar. A partir del 25 de septiembre, el Athletic se pasará gran parte de la temporada jugando dos partidos por semana, generalmente los jueves y los domingos.
Teniendo en cuenta el estilo de juego tan intenso de los rojiblancos y el desgaste que éste provoca en los jugadores -y que ya se está notando en el equipo- es evidente que la campaña 2024-25 será la de las rotaciones. Estas serán continuas desde el principio. Continuas y variadas. Es muy poco probable que Valverde se decante por un esquema tradicional, cada día más obsoleto, y divida la plantilla entre un equipo A compuesto por los titulares fijos y otro B, compuesto por los suplentes y meritorios habituales. Casi con toda seguridad alternará a sus jugadores de un modo heterogéneo.
Centrémonos, por ejemplo, en el frente de ataque, en los hermanos Williams, Guruzeta, Djaló, Berenguer, Sancet y Unai Gómez. Txingurri va a tener que agitar sin descanso ese cóctel de siete futbolistas si quiere que su equipo resista tantos meses a un alto nivel competitivo. No le quedará otro remedio.
De ahí que califiquemos de estratégica la renovación de Álex Berenguer, un futbolista versátil, con talento y experiencia, que esta temporada ya ha demostrado su capacidad cada vez que Valverde ha contado con él. Recordemos, por ejemplo, los dos goles que le hizo a la Real en un partido en el que faltó Iñaki Williams. O los dos con los que castigó al Girona en un choque en el que faltó Nico. Fueron dos victorias de prestigio y el navarro fue decisivo en ambas. Por no hablar de su eficiencia quirúrgica en los penaltis: el que le marcó al Celta en el minuto 96, el 0-1 contra el Atlético en el Metropolitano en la semifinal de Copa, o el cuarto en la histórica tanda de penaltis de La Cartuja.
Berenguer, en fin, es el típico jugador que todo entrenador quiere tener en su plantilla, con calidad contrastada, fiable y versátil no sólo porque sea capaz de jugar en varias posiciones sino porque puede ser, indistintamente, actor principal y actor secundario.
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