Bautismo de Mbappé en La Catedral

Mbappé llega a San Mamés bastante cuestionado por su rendimiento, y eso que arrancó de maravilla su etapa 'merengue' con aquel gol en la Supercopa de Europa frente al Atalanta y el consiguiente título. Se le ve ansioso y con ganas de hacer la jugada de su vida en cada toque de balón, algo que penaliza su fútbol y le aleja de las exhibiciones pasadas con el PSG y la selección francesa. De hecho, Didier Deschamps le ha dejado fuera de las últimas dos convocatorias de los 'bleus', que curiosamente coinciden con la interposición de una denuncia por una supuesta agresión sexual en Estocolmo (Suecia). Aun así, con este perfil bajo y mucho ruido ambiental, el francés lleva 10 goles en 19 partidos. El último de ellos lo ha marcado este fin de semana en el Bernabéu ante el Getafe, una pequeña maravilla que recordó al Mbappé de siempre, rápido y letal, imparable con espacios e inclemente en el área. Ahora bien, se le fueron al limbo otras tres ocasiones claras –una de ellas a puerta vacía– que quitaron lustre a su actuación. Ahora le aguarda San Mamés.

Es el delantero que más remata en España y el segundo de las cinco grandes ligas. También es el que más ocasiones necesita para marcar. Mbappé totaliza 84 disparos entre Liga y Champions, muy por encima del Pichichi Lewandowski (66) y cerca del 'citizen' Haaland (92). El galo precisa de 9,3 lanzamientos para anotar, mientras que al polaco le basta con tres y al noruego con poco más de cinco. Otros atacantes ilustres del escenario continental también mejoran las cifras del madridista. Harry Kane, del Bayern Múnich, hace diana cada 3,5 disparos. En la Serie A, a Mateo Retegui, del Atalanta, próximo rival de los 'merengues' en la Champions, le hacen falta solo 4,2 oportunidades para ver la puerta rival. Aun así, en la casa blanca están encantados con Mbappé. Su técnico, Carlo Ancelotti, está convencido de que solo es «cuestión de tiempo» que regrese el depredador de Bondy. Habrá que ver si saca los colmillos en San Mamés y, de hacerlo, cómo de afilados van a estar.

Porque el campo del Athletic calibra como pocos la solidez de los diamantes y su resistencia entre las altas temperaturas. Algunos rindieron a las mil maravillas en su puesta de largo en La Catedral y otros pasaron sin pena ni gloria, como por ejemplo el 'killer' Cristiano Ronaldo. Entre los que cumplieron con creces cabe destacar a gente como Sergio Ramos, imperial en su puesta de largo en el templo rojiblanco; Ruud van Nistelrooy –doblete y victoria en 2007 con el Madrid–; Iker Casillas, quien debutó como profesional en Bilbao; Luis Enrique –salió en la segunda parte, marcó dos goles y dio el triunfo al Sporting–; y Luis Suárez, que también hizo diana en su primera vez, al igual que Bellingham el año pasado, entre otros. El inglés lo celebró con los brazos en cruz de cara a la grada, algo que no gustó ni al público ni a Iker Muniain, entonces capitán. Es la manera que tiene el prodigio de Stourbridge de festejar los tantos.

Ahora llega el turno de Mbappé, quien en las últimas cuatro temporadas previas al Madrid marcó 166 goles, una media de más de 40 por año. Se proclamó campeón del mundo en Rusia y subcampeón en Qatar, donde hizo un 'hat-trick' en la final, anotó en la tanda de penaltis y aun así no bastó para imponerse a Argentina, además de guardar una Liga de las Naciones en sus vitrinas. Con el PSG ganó siete Ligas, cuatro Copas, dos Copas de la Liga y tres Supercopas francesas, entre otros títulos. Estaba volando, imposible de parar, y ahora se está buscando en la casa blanca.

El Madrid le trajo con 14 años de visita a Valdebebas, donde Zidane le hizo de 'Cicerone' y se fotografió con Cristiano Ronaldo, en 2017 puso 180 millones al Mónaco para ficharle sin éxito, ofreció en balde 200 al PSG en 2022 y por fin le echó el lazo en junio. Una estrella más en su galaxia, en la que cohabita con los Courtois, Vinicius, Bellingham, Modric, Rodrygo, Fede Valverde... Quiere brillar más que todos ellos, hacer historia en el club del que es desde niño, y una buena manera de empezar es demostrar en San Mamés de que está hecho. Porque un diamante no se rompe.