Julián Álvarez pugna por el balón con Lamine Yamal en el partido del martes en el Camp Nou que acabó con victoria culé. Reuters

Un Atlético herido por el frenazo en el Camp Nou

La derrota en Barcelona tras 13 jornadas invicto obliga al Atlético a puntuar en La Catedral para no perder comba con la cabeza

Viernes, 5 de diciembre 2025, 00:39

La propuesta futbolística del Atlético gustará más o menos, pero no cabe duda de que le ha dado réditos y ha conseguido cambiar el espíritu ... y los objetivos del equipo, por mucho que tanto sus dirigentes como al cuerpo técnico echen balones fuera al hablar de favoritos. Desde la llegada de Diego Pablo Simeone al banquillo hace ya 14 años –diciembre de 2011–, los colchoneros han dejado de ser el 'Pupas', como se les conocía, para instalarse en la aristocracia de la Liga y ser uno de los equipos que cada curso se presenta como principal alternativa a Barça y Madrid.

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Los títulos ligueros de las campañas 2013-2014 y 2020-2021 dan fe de esa metamorfosis. En Europa también se ha instalado entre la élite y es sinónimo de equipo aguerrido al que nadie quiere ver ni en pintura. Tras conquistar la Europa League en 2012 ante el Athletic de Marcelo Bielsa en Bucarest, dos campañas más tarde estuvo cerca de llevarse para sus vitrinas la Champions ante el Real Madrid. No fue posible. Dispuso de una segunda oportunidad para cazar la orejona en 2016, pero de nuevo se cruzó en su camino el conjunto blanco. Los de Carlo Ancelotti se impusieron en la tanda de penaltis truncando el sueño colchonero. La segunda Europa League ganada en 2018 no mitigó esa pena que esperan poder apagar algún día.

El Atlético de Simeone es sinónimo de sobriedad defensiva. No es casualidad que en los más de 750 partidos que ha dirigido el preparador argentino el resultado más repetido haya sido 1-0. Pero lo cierto es que en las últimas temporadas ha perdido parte de esa solvencia atrás de la que tanto presumía. Esa mutación ha llegado por la inclusión de matices en el ideario del técnico argentino y por la incorporación de nuevos jugadores con los que intentar dar cada campaña un paso al frente. Artillería pesada.

Este curso también son varias las novedades, entre las que se encuentran el internacional por EE UU Johnny Cardoso, que conoce bien la Liga tras su paso por el Betis, Dávid Hancko, que aporta jerarquía en el centro de la defensa, Marc Pubill, Thiago Almada y Álex Baena, el hombre fichado del Villarreal para potenciar a la gran estrella colchonera en punta, el campeón del mundo con Argentina Julián Álvarez.

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Las numerosas incorporaciones y las lesiones hicieron que el bloque tardara en fusionar. De hecho, aunque los números del equipo tras las primeras 15 jornadas son muy similares a los del curso pasado, el arranque fue bastante decepcionante. Comenzó con un inesperado traspié en casa del Espanyol (2-1) y encadenó después dos empates a uno ante el Elche de Eder Sarabia en el Metropolitano y el Alavés en Mendizorroza. Pese a imponerse con claridad (2-0) al Villarreal en casa en la cuarta jornada, un nuevo empate en Mallorca le llevó a situarse nada menos que a nueve puntos del liderato.

Primeras alarmas

Se encendieron las primeras alarmas. El equipo no terminaba de arrancar y comenzaron a arreciar las críticas a los planteamientos de Simeone, que maneja una plantilla llamada, sobre el papel, a hacer cosas importantes. Al mismo tiempo, en el horizonte asomó también un posible malestar de Julián Álvarez por los pocos minutos de juego, además de la sombra del Barcelona como hipotético destino del delantero argentino en sustitución de veterano goleador Robert Lewandowski la próxima campaña. La Araña suma 10 tantos esta campaña, pero lleva 15 partidos sin marcar como visitante.

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Y en ese ambiente enrarecido, en el que habitualmente es fácil que todo se enfangue cada vez más, el Atlético, fiel a su lema, no dejó de creer hasta despegar definitivamente. Trece jornadas invicto –nueve triunfos y cuatro empates–, con manita incluida (5-2) al Real Madrid en el Metropolitano y un contundente 0-2 al Betis en La Cartuja, le metieron de lleno en la lucha por el liderato junto a azulgranas, merengues y el Villarreal.

De hecho, desembarcó el martes pasado en el Camp Nou a velocidad de crucero, a sólo tres puntos del cuadro culé, que llegaba además con dudas por la fragilidad de su defensa adelantada. Pero los de Hansi Flick se llevaron los tres puntos (3-1), con remontada incluida, y distancian ahora en 6 a los de Simeone. Un duro golpe en la línea de flotación colchonera.

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El Atlético, por tanto, llegará mañana (21.00 horas) a San Mamés herido en su orgullo. Al igual que sus vecinos del Real Madrid el miércoles pasado, viajan obligados a sacar algo positivo para que los de arriba no se escapen. La temporada anterior, los colchoneros se llevaron el triunfo tanto en La Catedral como en el Metropolitano por idéntico resultado (0-1 y 1-0), el marcador más habitual desde que está Simeone. El Athletic está avisado.

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