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El Athletic transmite ilusión a sus fieles
Entrenamiento ·
Más de tres mil personas se desplazan a Lezama para ver de cerca a los rojiblancos en una mañana cargada de esperanza y pasiónJosé Félix Cachorro
Lezama
Jueves, 28 de diciembre 2023, 14:14
Día grande en Lezama. Antes de las diez de la mañana, una hora antes de que arrancase el entrenamiento de puertas abiertas, algunos incondicionales ya habían tomado asiento en el campo 2. Bajo la figura del arco de San Mamés, mientras chispeaba con un viento fresco del sur, se celebraba la peregrinación a su pequeña catedral, donde podrían llamar por su nombre e incluso recibir un saludo de sus ídolos.
Familias, grupos de chavales y algún adulto entusiasta fueron ocupando las gradas en su procesión desde el parking o la carretera. Como mandaba la ocasión, muchos vestían, sobre todos los más pequeños, uniformes o bufandas de su querido Athletic.
Abundaron también los cuadernos dispuestos a convertirse en biblias rojiblancas con autógrafos, y cartulinas de buen tamaño con mensajes dirigidos a los leones favoritos. 'Unai Simón', con un '1' dibujado bien visible, portaba una niña junto a otra menor que, ayudada por su padre, enseñaba otro cartel en el que rogaba la atención de Villalibre con una frase cuyas letras se apretaban en el margen: «Asier, nahi duzu zure sinadura (Asier, quiero tu firma)». Se encendieron los aspersores y el viento empujó las gotas de agua a la tribuna principal. Paraguas abiertods y chotos arriba; había que combatir el inesperado y molesto sirimiri. Nadie se movió de su sitio.
A las 11.07 aparecieron en el escenario los protagonistas. Una fuerte ovación recibió a los jugadores, que respondieron a sus fieles con aplausos. Trote a lo ancho del rectángulo y se oyen los primeros gritos aclamando a los futbolistas. «¡Villalibre, aúpa!», «¡Imanol!», «¡Yeray!». Tras los rondos, ejercicios y partidillos, los jugadores repartieron material deportivo lanzándolo a las gradas o entregándolo en mano. Algunos ídolos firmaron autógrafos desde el césped. Berchiche trabajó a destajo, casi le tuvieron que echar a patadas para dejar de estampar su rubrica en cromos, camisetas y cuadernos. «Yuri es la leche, hasta el final», le alabó un padre cerca del busto de Piru Gainza. Adolescentes cargados de paciencia también aguadaron a sus astros en la salida de las instalaciones. Fin de un día grande en Lezama.
