El Athletic cumple con su obligación

Se trataba de ganar al colista para engancharse con firmeza a la pelea por Europa. Era eso o caer a una zanja peligrosa por su cercanía a la mitad de la tabla, ese lugar triste, como unos apartamentos de playa en invierno, del que el Athletic quiere huir esta temporada. Y el equipo de Marcelino cumplió con su obligación en un partido que dominó con absoluta claridad y en el que sólo su falta de pericia de cara a portería en la primera parte le impidió dejarlo solucionado antes del descanso. Lo cierto es que había cierta prevención sobre la respuesta del Levante, que se jugaba la vida y venía de su mejor racha de toda la Liga, pero enseguida se comprobó que no había nada de lo que inquietarse. Los granotas, sencillamente, fueron un desastre. Cayeron de nuevo en la sima de su endeblez defensiva, perdieron por 3-1 y hasta debieron agradecer el resultado. Porque lo de ayer pudo ser una masacre.

No hace falta decir, aunque tampoco está de sobra, que la victoria es vitamina moral para los rojiblancos tras el golpetazo de Mestalla. Sumaron tres puntos de oro, se divirtieron por momentos, se reencontraron con la afición y hasta tuvieron dos goleadores imprevistos. Vesga marcó en el minuto 62 su segundo tanto en el Athletic. Luego lo haría Iñaki Williams en el 76. En ambos casos con asistencias de Berenguer, el mejor jugador de la noche. Y en la recta final se estrenó Zarraga, de un penalti que cometieron sobre él tras una impresionante galopada de Nico Williams. De Frutos firmó el gol de la honrilla en el descuento. Su maniobra fue soberbia, con una picadita final de lujo sobre Unai Simón, pero siempre quedará la duda de si los defensas rojiblancos le hubieran permitido tantas licencias con otro resultado y el corazón en un puño.

Fueron las anécdotas de un partido muy movido que, desde la perspectiva local, sólo tuvo la mala noticia de la lesión de Iñigo Martínez en el minuto 54. El central de Ondarroa, de nuevo a un nivel espectacular, se arriesgó casi en demasía en beneficio de su equipo. Y es que se hizo daño entrada la segunda parte cuando ya llevaba tres magníficas anticipaciones muy altas y acababa de centrar desde el borde del área, como un extremo más, un balón que Berenguer casi convierte en el primer gol. Era un momento en que al Athletic se le veía más plomizo en su juego y el 0-0 todavía estaba ahí, amenazador. Iñigo Martínez detectó esa debilidad y se incorporó al ataque, y quizá ese sobreesfuerzo le pasó factura

El partido se inclinó ayer muy pronto del lado rojiblanco. Tras un par de minutos de despiste, provocados quizá por un córner absurdo que regaló Berchiche con una cesión a Unai Simón que se fue como un tiro por la línea de fondo, el equipo de Marcelino se puso a la tarea. Apretó las tuercas a su rival con su presión alta y no tardó en comprobar el magnífico resultado de su decisión: el Levante se fue disolviendo como un azucarillo y paso media hora infernal, acosado por tierra, mar y aire. Que sobreviviera se podría calificar de milagroso, pero cuando está el Athletic de por medio ese adjetivo no es del todo pertinente. Los rojiblancos han dado demasiados ejemplos de su capacidad de desperdiciar ocasiones o de encontrarse con un portero rival bendecido por los dioses como para que hablemos de un fenómeno paranormal cuando vuelven a dar otro.

El festival comenzó en el minuto 11. Vesga dio un magnífico pase a Williams y éste enfiló hacia la portería de Cardenal. La torpeza del delantero rojiblanco volvió a aparecer en su máximo esplendor, que ya provoca un 'runrún' de desagrado en las gradas de San Mamés. Menos mal que en la segunda parte se redimió acertando en su segundo mano a mano con Cardenal, de nuevo habilitado por Berenguer con un gran pase en profundidad. A ese primer fallo del mayor de los Williams, siguió otro tiro suyo que Cardenal tapó sin problemas; un chutazo de Sancet que desvió el portero; un cabezazo de Iñigo Martínez que salvó Miramón sobre la línea; un zurdazo de Berenguer que se estrelló en el larguero tras una intervención soberbia del cancerbero granota; un disparo cruzado de Berchiche dentro del área...

El Levante, por su parte, sólo inquietó en un derechazo de Morales al larguero a la media hora. El comandante acabaría retirándose lesionado justo antes del descanso. De manera que no tuvo que sufrir en la reanudación la superioridad de un Athletic que por fin abrió el marcador pasada la hora de juego y a partir de ahí, hasta pareció disfrutar en el campo. La pelea por Europa es muy compleja y no admite tropiezos. Los rojiblancos lo saben.

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