La importancia de Iñigo Martínez
Con solo cuatro partidos, el central ha recordado que está en otra dimensión y que su jerarquía es indiscutible cuando compite sano y a su máximo nivel
A Iñigo Martínez le han bastado cuatro partidos para certificar que está en otra dimensión cuando compite sin dolor y a un nivel que se ... aproxima a su mejor versión. Después de dos meses entre algodones por una fascitis plantar, el central del Athletic reapareció ante Osasuna en la Copa y en cuatro horas de fútbol ofreció un rendimiento impecable que, además de dar jeraquía a la defensa rojiblanca, bastó para que Luis de la Fuente le abriera la puerta de la selección. Unas horas más tarde, el de Ondarroa lo celebró con un gol y una victoria contra el Valladolid en el José Zorrilla. Una vez más, en Pucela, fue de los destacados, tuvo una actuación solvente y se entendió a las mil maravillas con Yeray en el eje de la zaga. También lo hizo antes con Vivian, dos jugadores que elevan sus prestaciones cada vez que juegan a su lado. Tiene la cualidad de sacar lo mejor de los que trabajan junto a él.
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En Valladolid, Iñigo marcó después de 13 meses de espera. La última vez que lo hizo fue contra el Espanyol en febrero de 2022, demasiado tiempo para un central que suele incorporarse con frecuencia al ataque en las jugadas a balón parado. Batió a Asenjo de un libre directo que contó con la colaboración de Óscar Plano, quien desvió la pelota y despistó a su portero. El defensa lo celebró con ganas, con su gesto característico de lengua fuera y palmas abiertas pegadas en la cabeza, como si se hubiera quitado un peso de encima. Porque atraviesa por una de las temporadas más complejas de su carrera, trufada de problemas físicos y envuelta en la indefinición de su futuro más imediato. Desde que llegaron los cantos de sirena del Barcelona en verano, concretamente en el 'stage' de Alemania, su situación contractual no acaba de resolverse cuando quedan poco más de tres meses para que termine su vinculación con el club rojiblanco.
Números y sensaciones
Lo que no admite dudas es su rendimiento cuando compite a su máximo nivel. En Valladolid, donde fue el mejor del Athletic junto a Mikel Vesga, acabó el partido con un gol, cinco despejes, dos tiros bloqueados -uno de ellos evitó lo que parecía un tanto seguro de los vallisoletanos-, cuatro de los cinco duelos aéreos ganados y solo una falta cometida. Pero más allá de los números, que ayudan a completar el análisis, transmitió buenas vibraciones en el campo, jerarquía en casi todas sus intervenciones y personalidad. Y es justo lo que necesita y agradece el equipo, un hombre que traslade confianza y seguridad a los que le rodean. Cuando reapareció en Pamplona, donde su titularidad constituyó una sorpresa tras una baja larga, lejos de resentirse por la falta de ritmo desplegó un buen fútbol. Pasó de la nada al todo y lo hizo con una naturalidad asombrosa en alguien que venía de dos meses parado.
Es una excelente noticia que el Athletic recupere la versión más internacional de Iñigo en un momento clave de la temporada. Se juega el pase a la final de la Copa y también Europa vía Liga. No ha podido hacerlo durante una buena parte de la temporada debido a los problemas físicos del central. De hecho, solo ha participado en 12 de las 26 jornadas ligueras y disputado el 46,1% de los minutos. En el torneo del k.o., su intervención se reduce a dos encuentros de los seis jugados por el equipo. Parece que ya ha vuelto y que lo ha hecho para marcar diferencias, algo normal en un futbolista de su categoría. El lunes se concentrará con las selección y estará en los choques frente a Noruega y Escocia, clasificatorios para la Eurocopa de Alemania. Poco a poco todo empieza a despejarse, salvo su futuro más allá del 30 de junio. Es un tema que lleva demasiado tiempo sin esclarecerse, el de uno de los futbolistas más importantes que ahora mismo se cambia en el vestuario del Athletic.
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