Un año más y ya van diez temporadas viniendo desde mi Madrid a las Corridas Generales de Bilbao. Llegué por primera vez en 2013, aunque ... había estado anteriormente en algún festejo de forma puntual, repitiendo mi presencia hasta la fecha. Bilbao es el lugar ideal para el aficionado, donde se vive con gran intensidad cada jornada. Comenzando con el apartado en su singular graderío cuadrangular donde se exhiben las reses a lidiar y previamente se realiza por megafonía una presentación de la ganadería a cargo de un invitado. Para continuar sin salir de la misma plaza, asistiendo a los coloquios que desde la remodelación organiza el Club Taurino, o a los que celebran otras entidades en establecimientos hoteleros. Hacer un alto para degustar los famosos pinchos, luego comer, disfrutando de la rica y variada gastronomía.
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Y como remate, la corrida en el marco incomparable de la plaza de Vista Alegre, recinto confortable donde se cuida hasta el más mínimo detalle. Todo este entorno que envuelve el día de toros tiene un importante valor añadido por la seriedad y trapío de las reses que se lidian y la exigencia de una afición respetuosa y cabal. Todo ello hace que esta plaza ocupe un lugar de privilegio en el orbe taurino. Motivo suficiente para que año tras año se produzca ese peregrinaje de aficionados, miembros de asociaciones, peñas y clubes taurinos que convierten a Bilbao en referente de la tauromaquia. La guinda principal para rematar este bonito pastel sería una mayor asistencia de espectadores de la ciudad y provincias limítrofes, que ocuparan las localidades y no viéramos esos grandes claros en los tendidos, excepto en un par de festejos del ciclo.
No quiero olvidar que en esta edición se van a vivir momentos emotivos por tres toreros cuya trayectoria va unida a la de Vista Alegre. Uno triste, por el fallecimiento del matador Paco Camino, una de las más grandes figuras de la historia. Y con carácter de acontecimiento la despedida de Enrique Ponce y Pablo Hermoso de Mendoza. Recibirán un homenaje que demuestra el señorío de Bilbao.
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