La feria de toros de Bilbao lidia con el peor arranque de su historia
Enrique Ponce y Diego Urdiales, triunfador el año pasado junto a Roca Rey, pinchan en taquilla y congregan menos de media entrada
Había una gran expectación por calibrar la respuesta del público a la presencia de Enrique Ponce, recién recuperado de una lesión, y de Diego Urdiales, ... triunfador el año pasado, junto al peruano Roca Rey, tras la espantada de espectadores registrada en las tres primeras corridas generales. El jerezano Ginés Marín completó una terna que defraudó casi todas las expectativas al congregar menos de media entrada y trasladar un mensaje desesperanzador de cara a la suerte de los próximos días. Justo hace doce meses el diestro valenciano reunió en Bilbao a 12.500 personas, casi 5.000 más de las que pasaron ayer por taquilla.
La Junta Administrativa de Vista Alegre, la gerencia y los mismos aficionados, con el ánimo bastante decaído, confiaban en que la mejoría del tiempo animara la venta de entradas y ayudaran a poblar unos tendidos que han permanecido inusualmente desiertos desde el pasado sábado. Se aferraron también a una tendencia manifestada todos los años: el público no empieza a responder hasta el martes. Pero la cuarta tarde, con toros de Zalduendo, confirmó los peores presagios pese a no caer una gota de agua. La feria ha arrancado con las peores cifras de asistencia de toda su historia.
«Pinta muy mal. Esto es un desastre», fue el comentario generalizado de la mayoría del público al acceder a la plaza y volver a encontrarse con una imagen tan desoladora. Se pensaba que una figura como Ponce podría servir de revulsivo, pese a tratarse de una cara de sobra conocida y aplaudida por parte de la afición local. Pero también pinchó en hueso. Nunca había concitado tan poco interés como ayer, ya que «siempre se ha marchado de Bilbao con el 70% u 80% del aforo cubierto. Lo normal es que llegara, sin problemas, a los tres cuartos», recordaron.
El coso bilbaíno sigue, por tanto, sin recuperar el pulso, ni con el paseíllo de figuras consagradas ni con matadores cuya contratación ha sido contestada desde amplios sectores de la afición, Pese a todo, el socialista Alfonso Gil, teniente de alcalde y encargado de los temas taurinos, apuesta por mantener la calma al creer que no hay de momento motivo para la preocupación. «Nos movemos en unos números muy parejos a los del año pasado. Unos días hemos tenido 500 espectadores más y otros, algunos menos, pero sin grandes diferencias. Además, las tres primeras tardes siempre son las más flojas», remarcó.
Nunca tan mal los rejones
Pese al mensaje de calma trasladado desde las instituciones, las alarmas saltaron ya con el festejo inaugural, que reprodujo el mismo cartel del año pasado. Los rejoneadores Hermoso de Mendoza -padre e hijo- y Leas Vicens solo llenaron un tercio de plaza. «Es la corrida de rejones con la asistencia más pobre de toda la vida», admitieron ayer responsables de la Junta Administrativa. La desbandada continuó el domingo, pese a la presencia de los temidos 'victorinos' y a la valentía mostrada por Emilio de Justo, con menos de un tercio de las localidades despachadas.
Se achacó el 'petardazo' a la intensa lluvia que arruinó casi todos los actos de la Aste Nagusia, incluido el Desfile de la Ballena, pero el lunes los tendidos volvieron a aparecer vacíos. Muchas voces ven detrás de la crisis que azota Vista Alegre la confección de carteles muy poco atractivos y repetitivos, la escasa apuesta por valores emergentes, el elevado precio de las entradas y que la crisis ha puesto al descubierto una realidad. «Faltan aficionados de verdad. Apenas hay 4.000 en Bilbao. Se ha visto desde que las grandes empresas dejaron de regalar entradas», lamentan.
En cifras
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12.500 espectadores atrajo el año pasado Enrique Ponce. Ayer arrastró a 5.000 menos.
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3 tardes nefastas. La feria ha cosechado menos de un tercio de entrada el sábado, domingo y lunes.
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