Mocedades, salvados por la nostalgia en Abandoibarra
El grupo de Javier Garay vuelve a la Aste Nagusia 24 años después junto a la BOS, entre emoción, batallitas y un público entregado (y sentado)
Ekaitz Vargas
Jueves, 21 de agosto 2025, 01:48
Las canas mandan en Abandoibarra. El público es mayoritariamente de edad avanzada, con bastantes problemas de movilidad, más que en cualquier otro concierto de Aste ... Nagusia. Aun así, la explanada se muestra llena este miércoles de Semana Grande, sin móviles grabando en alto y con espectadores subidos a las barandillas del Guggenheim para no perder detalle. En los comentarios previos se repite la misma idea. Da igual quiénes integren Mocedades hoy, el nombre sigue arrastrando. Eso sí, el tirón de Amaya -dicen muchos- no lo ha tenido nadie más, ni siquiera Estíbaliz.
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Recuerdan que hacía 24 años que el grupo de Javier Garay no actuaba en Aste Nagusia, y definen su música como «la banda sonora de nuestra infancia, adolescencia y madurez». Javier Hurtado presenta a la actual formación como la mejor de todas: Luis Hornedo, Icíar Ibarrondo, Belén Esteve y Aitor Melgosa, con Garay en el centro. La BOS, dirigida por Daniel Perpiñán, inicia a las 23:37 con la introducción de 'Amor de hombre'. Ellos entran trajeados con brillo discreto, ellas de azul eléctrico. Arrancan con 'El vendedor'.
Clásicos seguros
La orquesta aporta un sonido envolvente que convierte el repertorio en himnos intergeneracionales. Garay agradece que no llueva y se muestra sencillo y elegante, aunque nervioso. Habla mucho, quizá demasiado. 'Tómame o déjame' emociona, pero se percibe que no son los mismos de antes. Sin Garay, sería un tributo, pero la gente busca precisamente eso: recordar. La nostalgia todo lo perdona. O no.
El repertorio se apoya en clásicos seguros. 'Has perdido tu tren' arranca palmas y coros, incluso de los seguratas. En 'Secretaria' el ritmo se frena por otro discurso largo. Antes de 'Maitechu mía', Garay bromea: «Si me sale un gallo, me presento a Eurovisión el año que viene». Recuerda que la cantó con Plácido Domingo y evoca las inundaciones de 1983, cuyos derechos de la canción fueron para los damnificados.
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El gran problema es el sonido. La acústica de Abandoibarra, con el Guggenheim de fondo, provoca eco. La BOS, brillante, tapa en ocasiones las voces. «Si te tapas los oídos, se escucha mejor», comenta alguien. En 'Pange lingua' con un solo inicial de Melgosa al que se suma Garay en latín, un espectador sentencia: «Están desgraciando la canción». Para entonces chispea y la incomodidad crece.
La noche avanza entre canciones y charlas interminables. 'Le llamaban loca' suena como la mejor defendida, quizá porque Garay la cantaba hace 40 años con el mismo tono. 'Dónde estás corazón' y 'Amor de hombre' completan la tanda de grandes éxitos, con la sinfónica desatada.
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El cierre es inevitable. 'Eres tú'. El himno de Eurovisión 73 resuena en Abandoibarra, cantado a coro por varias generaciones. El público pide otra y regresa el grupo con 'Adiós amor', con las linternas de los móviles iluminando la noche. Justo entonces empieza a llover, como si la ciudad hubiera esperado al final del concierto para abrir los paraguas.
Mocedades ofrece una velada con demasiadas anécdotas, voces que sufren frente a la orquesta y comparaciones inevitables con un pasado glorioso. Pero el público lo pasa por alto. La nostalgia llena Abandoibarra, y esa sigue siendo la fuerza que sostiene al grupo. Y a ellos les funciona.
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